Hoy se cumple un año desde que asumió el gobierno de Sebastián Piñera. Un año desde que se prometieron tiempos mejores que, en opinión de la mayoría de los chilenos, no llegaron.
Las cifras de la economía y las alzas en el desempleo han derrumbado el principal relato del gobierno y promesa de campaña que, junto al famoso «Chilezuela», catapultaron a Piñera a la presidencia.
En nuestra región el panorama es similar. De hecho, es aún más preocupante, pues nos ubicamos en el primer lugar del ránking nacional de desempleo, alcanzando 9,5% y llegando a 11,5% de cesantía femenina.
Con un Intendente Marco Díaz desgastado y que no logra salir de la sombra de la diputada Paulina Núñez, la región no muestra avances significativos. Los ejes prioritarios anunciados por el Jefe Regional al inicio de su mandato se han diluido en el tiempo. Atrás quedó la promesa de mejorar el empleo y la economía, la seguridad y el ordenamiento territorial.
El Gobierno Regional, además, se ha visto enredado en denuncias de despidos injustificados, acoso laboral y persecución política contra trabajadores y trabajadoras. Mientras esto ocurre, vemos a un Intendente más preocupado de las selfies y las fotografías en redes sociales y muy efectivo a la hora de hacer anuncios. Sin embargo, al momento de concretar esas medidas, muestra una debilidad y falta de capacidad de gestión.
Por otra parte, la evaluación de los seremis también resulta negativa. Falta de liderazgo, y poca visibilidad, son solo algunas de las críticas que han recibido la mayoría de los representantes de los ministerios en la región. Como muestra, un par de botones: El seremi de transportes, Álvaro Ormeño, asegurando que «algo puede estar ocurriendo, pero no sabemos qué», ante las constantes alzas en el precio del pasaje del transporte público en Antofagasta. Por otro lado, el Seremi de Gobierno, Francisco Salazar, desmintiendo a los pobladores del Alto Loa que denunciaron la falta de ayuda tras las lluvias del mes de febrero.
Para qué hablar de los retrocesos en distintos proyectos e iniciativas nacionales como el aborto en tres causales o la gratuidad en la educación superior, materias que han impactado directamente en nuestra sociedad. A esto se suma el intento de impulsar un proyecto de ley para disminuir el pago de indemnización por años de servicio a los trabajadores y trabajadoras, lo que no encontró ni un mínimo de respaldo en el congreso. Las reformas tributaria y de pensiones, que solo beneficiarían a los grandes grupos económicos, son otro de los sellos de la actual administración.
Tal es la falta de control de la agenda legislativa del gobierno, que los mismos empresarios han formulado duras críticas al no ver concretarse las promesas que el mandatario les hizo antes de llegar a La Moneda.
En resumen, en este primer año de gobierno de Piñera, no llegaron los tiempos mejores, al menos para la mayoría de las personas. Lo que sí llegó es un gobierno que no ha dudado en usar las fake news y la pos verdad para justificar algunas decisiones y que se muestra más preocupado de llevar «ayuda humanitaria» a Venezuela antes que atender las grandes necesidades de nuestro país.