Lectura LGBT | Narrativas del dolor y la identidad: Todo queda a kilómetros

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Con personajes rotos, narradores esquivos y una prosa tan poética como hiriente, Todo queda a kilómetros, de la escritora antofagastina Vera Zepeda, dibuja un paisaje afectivo que transita entre el norte chico, la infancia, la desaparición y la permanencia.

Es una obra fragmentada en tres capítulos breves, pero intensos: Lama, Formas de suicidarse y el que da nombre al libro. El primer capítulo narra la desaparición de Sandra, que huye a La Serena de la sequía del norte chico, las escuelas rurales que dependen del agua con lama de los camiones aljibes para no morir de sed. Vera comenta que Lama fue el último capítulo en escribir y decidió agregarlo a este proyecto, que buscaba reunir historias donde la distancia fuera un factor importante.

En el siguiente capítulo, Formas de suicidarse, nos intimida con el título, esperamos una exposición directa, quizá cruda, del suicidio o alguna escena relacionda. Sin embargo, Zepeda da un giro inesperado: desde la mirada de una niña, nos ofrece una reflexión dolorosa y lúcida sobre el sufrimiento. Entrega frases destacables como el patio entró por las ventanas. No busca describir la muerte, sino comprenderla desde el umbral de la infancia, donde lo simbólico y lo real conviven en silencio.

Vera comenta que el libro surgió de la idea de realizar un cuento, que terminó mutando en el que dio título al libro, que narra en profundidad los sentimientos de la protagonista respecto a su padre y su familia. El exmarido de su madre, a quien se describe como un conchesumadre y Omar, la nueva pareja tras la separación, que es tan buen hombre.

La narrativa no es lineal ni explicativa, cada capítulo es una historia independiente, por lo que no hay una voz que guíe con claridad, requiere un nivel de abstracción de parte del lector, para subirse a este viaje literario. Su lenguaje está cuidadosamente seleccionado, cada palabra parece medida y muchas frases se sienten como pequeños relámpagos de biografía –aliento a espironolactona-, detalles sutiles que esconden sus historias de vida. La autora se conecta con sus raíces ovallinas, describiendo sus paisajes: la tierra vacía y partida como la greda.

Además, el libro contiene ilustraciones del artista trans de Valparaíso, Majo Puga. Vera Zepeda tiene una sólida trayectoria en poesía y lidera un taller de escritura donde acoge principalmente a personas de la comunidad LGBTIQ+, promoviendo la creación desde la experiencia trans y no binaria. Esta sensibilidad se refleja en su obra, no como una bandera, sino como parte del universo personal de la autora, que también cuenta con otras publicaciones, como Habitaciones, otra obra narrativa.

Actualmente se encuentra desarrollando otros proyectos, alejada de la narrativa y más cerca de la poesía, quiere distanciarse de la intensidad que ha tenido en el pasado y hacer algo distinto. Todo queda a kilómetros Es una experiencia sensorial, emotiva, casi táctil, una obra que interpela desde el dolor y la ausencia y que no pretende ser entendida del todo.