«La educación es una oportunidad que una cultura le ofrece a una persona para que se comprometa íntimamente a desarrollarse todo lo que pueda, sentimental, intelectualmente, en todas direcciones«.
Carla Cordua
El reciente anuncio del inminente cierre del Jardín Infantil Taqinki por parte de la Universidad Católica del Norte (UCN), ha causado una profunda preocupación en la comunidad local. Aunque se han señalado motivos económicos como la razón principal de esta decisión, es crucial ir más allá de las cifras y reflexionar sobre el rol social y comunitario que una universidad como la UCN debe desempeñar en su entorno.
Las universidades no solo son centros de formación académica, sino también pilares del desarrollo social y cultural. En este sentido, el Jardín Taqinki representa mucho más que un simple servicio educativo: es un símbolo tangible del compromiso de la universidad con el bienestar de su comunidad. A través de él, se ha fomentado el aprendizaje desde la primera infancia, promoviendo valores y consolidando lazos con las familias y el vecindario.
Lejos de considerar el cierre del jardín como una medida inevitable, la UCN podría transformar esta situación en una oportunidad para reafirmar su compromiso con Antofagasta. La creación de un nuevo jardín infantil dentro del campus Angamos no solo sería un acto de gran visión, sino también un gesto profundamente significativo. Esto permitiría a las familias, tanto de funcionarios, estudiantes como de los vecinos, acceder a un espacio educativo integral, reforzando la imagen de una universidad abierta, inclusiva y comprometida con la educación en todos sus niveles.
Así, Antofagasta vería en la UCN a una institución que no solo se preocupa por la formación académica, sino también por el bienestar de la ciudad, fortaleciendo el lazo entre la universidad y la cuidad, y consolidando un entorno que valora la educación desde la primera infancia hasta la formación profesional.
La UCN tiene hoy la oportunidad de marcar una diferencia crucial y transformar esta crisis en una nueva forma de conexión con su comunidad. Al apostar por la educación infantil en su propio campus, no solo cumpliría con su rol académico, sino también con su responsabilidad social, promoviendo un entorno que favorezca el buen vivir y el desarrollo integral de las personas.
Este llamado lo hago como alguien que se formó en esta casa de estudios y que ahora, como docente, ve de cerca cómo la existencia de un jardín infantil ha permitido a varios estudiantes seguir su formación con la tranquilidad de saber que sus hijos están en un entorno seguro y enriquecedor. También lo hago desde mi experiencia personal como hijo de padres que fueron la primera generación universitaria en nuestra familia. Asistí al jardín infantil de la Universidad del Norte del aquel entonces, y gracias a esa oportunidad, mis padres pudieron terminar sus estudios de manera exitosa, lo que ayudó significativamente a mejorar nuestra calidad de vida familiar.
Es tiempo de que la UCN, fiel a los principios del humanismo cristiano, reitere su compromiso con la comunidad y continúe construyendo un futuro donde todas y todos puedan crecer y aprender en un entorno cercano, seguro y acogedor.
*Felipe Cuevas es trabajador de la educación.