En la segunda vuelta para elegir gobernador regional, un dato llamó poderosamente la atención: 55.599 personas optaron por anular su voto, mientras que otras 15.449 dejaron su papeleta en blanco. En conjunto, estos votos sumaron 71.048, representando más del 18% del electorado en la región de Antofagasta.
Esta cifra no solo es significativa por su volumen, sino también por el mensaje implícito que podría representar. ¿Es una muestra de rechazo hacia los candidatos en disputa? ¿O simplemente evidencia una creciente apatía política entre los ciudadanos?
Este fenómeno alimenta el creciente debate sobre la desafección ciudadana hacia el sistema político, un problema recurrente tanto en la región como en el país. Las campañas de Ricardo Díaz, gobernador reelecto, y Marcela Hernando, exministra de Minería, se caracterizaron por una alta confrontación, marcada por acusaciones cruzadas y críticas personales que terminaron eclipsando el debate de propuestas concretas y soluciones para los problemas de la región.
La falta de un debate propositivo pudo haber influido en la decisión de miles de votantes que, aunque participaron en el proceso electoral, decidieron no inclinarse por ninguna de las opciones presentadas.
¿Protesta o indiferencia?
Los votos nulos y blancos podrían ser interpretados como un voto de protesta ante la falta de confianza en los candidatos o en el sistema político en general. Sin embargo, también podría reflejar un alto nivel de indiferencia o desconocimiento de las competencias del cargo de gobernador regional.
En una región marcada por tensiones sociales y desafíos económicos, el hecho de que más de 70 mil personas optaran por esta vía subraya la urgencia de reconectar con la ciudadanía y recuperar la confianza en las instituciones.
Votos válidamente emitidos | Votos nulos | Votos blancos |
315.932 (81,64%) | 55.599 (14,37%) | 15.449 (3,99%) |