El alcalde de Antofagasta, Jonathan Velásquez, nuevamente ha quedado en el centro de la controversia. Su gestión, marcada por la falta de planificación y decisiones cuestionables, ha generado una serie de problemas que hoy son difíciles de ignorar. ¿Hasta cuándo los ciudadanos de Antofagasta seguirán sufriendo las consecuencias de una administración caótica y llena de soberbia?
La reciente decisión de la Corte de Apelaciones de Antofagasta, que prohibió la instalación de ramadas en las cercanías del Humedal La Chimba, es un claro ejemplo de la ineficiencia de Velásquez. La justicia determinó que el municipio liderado por el alcalde no había tramitado los estudios de impacto ambiental necesarios para realizar estas actividades. Esta falta de previsión y respeto por las normativas ambientales pone en riesgo uno de los pocos ecosistemas protegidos de la región, algo que simplemente no puede pasarse por alto.
Por otro lado, la Contraloría Regional comenzó en agosto de 2023 una auditoría sobre los contratos millonarios entre la Municipalidad de Antofagasta y la empresa Demarco S.A. El total de estos contratos supera los 21 mil millones de pesos, y lo más grave es que fueron firmados sin pasar por procesos de licitación pública, una irregularidad que refleja la opacidad y falta de transparencia en la gestión de Velásquez. ¿Cómo es posible que, en pleno siglo XXI, una autoridad no respete los procesos básicos de contratación pública?
A estos problemas se suma el fallo de la Corte Suprema sobre el ex vertedero La Chimba, que obligó al municipio a adoptar medidas urgentes para controlar las quemas ilegales y mejorar la salud de los habitantes cercanos. En lugar de aceptar y resolver la crisis, Velásquez apeló a la sentencia, lo que solo prolongó los problemas para la comunidad. Han pasado muchos meses desde ese fallo y el alcalde sigue mostrando una clara desconexión con las necesidades urgentes de la ciudad.
Los problemas no terminan aquí. Los locatarios del edificio municipal en Avenida Croacia, frente al balneario, han denunciado ser objeto de ataques públicos por parte del alcalde, quien los acusó de “tomarse” los locales, cuando en realidad es la Municipalidad la que ha dejado abandonado el edificio. Velásquez no solo ha faltado a la verdad según los comerciantes, sino que ha utilizado sus redes sociales para desprestigiarlos.
Como si esto no fuera suficiente, el Tribunal Electoral Regional admitió una solicitud presentada por seis concejales para destituir a Velásquez, acusándolo de notable abandono de deberes y contravención grave al principio de probidad administrativa. Entre los argumentos presentados se encuentran la mala gestión en el ex vertedero La Chimba y las irregularidades en los contratos de recolección de basura. La sola admisión de esta solicitud es un golpe más a la debilitada credibilidad del alcalde.
Es momento de cuestionar: ¿hasta cuándo Antofagasta puede soportar esta gestión fallida? La tozudez y la soberbia de Velásquez no solo afectan la imagen del municipio, sino también la calidad de vida de los ciudadanos. Cada día que pasa, nuevas irregularidades salen a la luz, y la lista de problemas sin resolver sigue creciendo. Lo que antes se percibía como decisiones erráticas ahora es claramente una muestra de ineficiencia y falta de compromiso con la ciudad.