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220 olivicultores del desierto costero de Antofagasta aprenden a mejorar sus cultivos y aceites con talleres del INIA

La agricultura está presente en el desierto más árido del mundo de la mano de los olivos, un cultivo que se puede adaptar a condiciones climáticas de aridez.

Altos niveles de salinidad y déficit hídrico son las desventajas principales con las que deben lidiar los agricultores del desierto costero de la Región de Antofagasta, una región que se destaca por actividades económicas como la minería y el turismo, pero que posee también una importante actividad agrícola, la olivicultura.

Y es que el aceite de oliva elaborado en esta zona posee características que lo hacen especial, desde el inicio de cosecha de las olivas, una de las más adelantadas del hemisferio sur, hasta su calidad extra virgen y funcional, cuyas cualidades organolépticas derivadas, se relacionan directamente con el medio de estrés en el cual es cultivado el olivo.

Viendo esta realidad es que el Instituto de Investigaciones Agropecuarias INIA Intihuasi desarrolla en la zona el programa “Transferencia tecnológica en producción integral de aceite de oliva del desierto costero de la Región de Antofagasta para comunidades de agricultores de Taltal”, financiado por el Gobierno Regional de Antofagasta a través del Fondo Nacional de Desarrollo Regional FNDR, cuyo objetivo principal es capacitar a olivicultores, mediante una estrategia de transferencia de conocimiento integral.

En total son 220 olivicultores y olivicultoras de la comuna de Taltal, pertenecientes a las agrupaciones El Hueso, La Cachina, Los Loros y Taltal Alto, quienes participan periódicamente en diferentes talleres, los cuales abarcan la cadena productiva, desde la diferenciación de variedades, manejo agronómico, industrial y comercial del aceite de oliva, como también en el conocimiento del producto en función de la normativa legal, sensorial y comercial, poniendo énfasis en el manejo hídrico y su relación con el medio agroclimático local.

Francisco Tapia, investigador de INIA Intihuasi y director del proyecto explicó que se está trabajando con cuatro agrupaciones de olivicultores de este sector, las cuales poseen diferentes condiciones de salinidad en suelo y agua, detallando que en estos momentos se están realizando talleres enfocados en la temporada de fertilización y manejo nutricional del cultivo. “Este es el segundo año que optamos por hacer análisis nutricionales de tejidos foliares, información básica para definir la programación de fertilización de la siguiente temporada. El enfoque de la charla, es cómo hacer que, con las condiciones de suelo salino y déficit hídrico que presenta la zona, se pueda optimizar el uso de fertilizantes. Para eso tuvimos que recomendar la aplicación de compost para favorecer la liberación de nutrientes y de una cubierta vegetal para que la humedad se mantenga en la zona de las raíces además de enseñar a seleccionar el fertilizante y cómo aplicarlo”.

El investigador a cargo del proyecto, indicó que además se están realizando talleres de cata para poder definir las características del aceite y poder realizar mezclas de aceite, “estamos realizando cursos de capacitación para la cata de aceites de oliva, en orden a definir las características de aceites de oliva de máxima calidad y reconocer los aspectos diferenciadores desde el punto de vista sensorial de los aceites producidos localmente por los agricultores beneficiarios”.

Celia González, seremi de agricultura de Antofagasta destacó el programa puesto que, “la transferencia tecnológica del INIA a través de los días de campos a los pequeños olivicultores ha sido de gran apoyo en el manejo de riego y suelo de cultivos de oliva, donde en forma práctica y en terreno se aprendieron técnicas innovadoras para enfrentar las condiciones del desierto (falta de agua y suelos salinos), logrando un aceite de calidad que nace bajo el ardiente sol del desierto de atacama”.

Claudio Salas, director regional de INIA Intihuasi, sostuvo que, “la olivicultura de la Región de Antofagasta se ve enfrentada a dificultades edafoclimáticas, entre estas destacan la baja disponibilidad de agua y la salinidad de los suelos. Estos factores restringen la productividad influyendo negativamente en los ingresos económicos de los productores. Este tipo de capacitaciones son fundamentales para que olivicultoras y olivicutores realicen las mejoras agronómicas necesarias para dar mejores condiciones a los olivos de forma tal de obtener más olivas y producir el tan anhelado aceite de oliva que puede alcanzar buenos precios de venta y mejorar los ingresos de las familias que se dedican a este rubro”

Acerca de INIA

El Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) es la principal institución de investigación, desarrollo e innovación agroalimentaria de Chile. Vinculada al Ministerio de Agricultura, cuenta con presencia nacional y un equipo de trabajo de más de 1.000 personas altamente calificadas. Ejecuta al año un promedio de 400 proyectos en torno a 5 áreas estratégicas: Cambio Climático, Sustentabilidad, Alimentos del Futuro, Tecnologías Emergentes, y Extensión y Formación de Capacidades. Estas iniciativas contribuyen al desarrollo agroalimentario sostenible del país, creando valor y proponiendo soluciones innovadoras a los agricultores, socios estratégicos y la sociedad, generando una rentabilidad social que varía entre 15% y 25%, por cada peso invertido en cada uno de sus proyectos.

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