Este sábado, instituciones públicas se sumarán al acto simbólico de izar la bandera de la diversidad sexual, como una expresión del compromiso del Estado chileno en la lucha contra la homofobia, lesbofobia, transfobia y bifobia, con la promoción de los derechos humanos y la erradicación de todas las formas de violencia y discriminación hacia las diversidades sexuales y de género.

Este gesto simbólico adquiere un valor particular en momentos donde, en distintos rincones del mundo, resurgen discursos de odio contra lo diferente, contra quienes no se ajustan a patrones tradicionales o normas impuestas, y que han sido históricamente excluidos.

Hoy, a pesar de los avances, enfrentamos intentos de retroceso y amenazas frente a derechos consagrados y que se lograron en virtud de largas luchas sociales, muchas de ellas a partir de hechos dolorosos como la ley que establece medidas contra la discriminación a partir del asesinato de Daniel Zamudio y que se encuentra actualmente en análisis para perfeccionar su efectividad. Este escenario demanda a quienes creemos en el respeto a la vida y dignidad de las personas, actuar con decisión y unidad.

Estamos en una crisis civilizatoria, donde se pone en cuestión todos los avances que han conquistado las disidencias sexo genéricas, poniéndolas como contradictorias con creencias religiosas o con valores tradicionales. Se acusa una supuesta ideología de género, como si tratar a todos los seres humanos como tales, con plena igualdad de derechos y deberes, fuese un asunto de ideologías. Pero lo que está en juego no es una ideología, es la posibilidad de que todas las personas, sin importar su identidad de género u orientación sexual, puedan vivir con libertad, respeto e igualdad.

Esto último es lo que está en debate hoy: el racismo, la xenofobia, la homofobia y otros discursos de odio que han costado miles de vidas. De hecho, hace pocos días se recordaron 80 años de la derrota del nazismo, ideología ultraderechista que costó la vida de millones de seres humanos.

Nuestro Gobierno ha trabajado incansablemente por la igualdad de derechos y la democracia, donde todas y todos debemos estar incluidos, independientemente de la forma como vivamos. La invitación es a trabajar juntos para que el amor, en cualquiera de sus formas, triunfe sobre el odio.

Por Paulina Larrondo Vildósola

Paulina Larrondo Vildósola es Seremi de la Mujer y Equidad de Género de la región de Antofagasta.