Columna | El problema de las redes sociales: El monopolio de la opinión pública

El inicio de este año no ha estado exento de polémica y debate sobre las redes sociales, luego que el 21 de enero, Elon Musk realizara un saludo nazi en la investidura de Donald Trump. Sin embargo, informar de este suceso fue un desafío para la prensa internacional, obligando a los medios a escribir de forma cifrada la palabra “Nazi” (usando n4z1, Na Ci, etc), ya que se encontraba restringida. Lo que se levanta como una medida para el control de los discursos de odio, termina perpetuándolos en el momento que comienza a impedir la difusión, discusión y denuncia de estos hechos.

Esta problemática esconde un problema mayor: la información y la opinión pública, sobre todo de los grandes países como Estados Unidos (donde ocurrió este suceso), están en manos de la gran multinacional Meta. El debate sobre el control del contenido de las redes sociales se ha escudado en la complejidad de perseguir los discursos para ser censurados, pero la historia de esta empresa ha demostrado que su censura algorítmica es fácilmente manejada para responder a intereses económicos y políticos.

En diciembre del año pasado la BBC reveló que Meta restringía el contenido de 20 medios palestinos. Los perfiles digitales de medios como Palestine TV, la agencia de noticias Wafa y la agencia palestina Al-Watan News (todos de Cisjordania), se volvieron vitales para mostrar la realidad palestina. Los periodistas destacaron que luego de la incursión de Hamás el 7 de octubre y los posteriores ataques de Israel, observaron una disminución del 77% de su audiencia en redes sociales.

La libertad de expresión y el pluralismo en los medios de comunicación parecen estar en una constante amenaza a medida que los usuarios pierden poder sobre lo que puede ser publicado y lo que no, convirtiéndose en un riesgo para el rol de la prensa en la sociedad y para la democracia.

Además, el medio también publicó el testimonio de una extrabajadora de Meta, quien denuncia que luego del ataque modificaron el algoritmo para ser más agresivo con el pueblo palestino, perpetuando la visión israelí e invisibilizando la realidad palestina, la que día a día debe enfrentarse a la baja de contenido violento, por publicar imágenes de esta cruda realidad.

Este tipo de censuras algorítmicas impiden al usuario formar una opinión crítica de los acontecimientos y del contenido que consume a través de estas plataformas, en un mundo en donde las redes sociales cobran mayor relevancia que los medios de comunicación, quienes también se han tenido que adaptar a este nuevo contexto digital e hiperconectado.

Es urgente plantear políticas que protejan el rol fiscalizador e informativo de los medios de comunicación. Lamentablemente el poder de estas multinacionales es mucho mayor y responde a los intereses de un grupo de magnates. Con todo esto quedan más dudas e incertidumbre: ¿Qué podemos hacer los y las periodistas frente a esto? ¿Qué pueden hacer los usuarios de internet ante este escenario?