Hoy se cumplen 119 años de un episodio trágico que la historia oficial de Antofagasta ha intentado silenciar en múltiples ocasiones, pero que persiste en la memoria colectiva. El 6 de febrero de 1906, la hasta entonces apacible Plaza Colón se convirtió en escenario de una masacre, cuando una protesta obrera en demanda de derechos laborales básicos fue aplacada por las armas.
Todo comenzó con la huelga de los trabajadores del ferrocarril, quienes demandaban la implementación de media hora legal para colación. Esta medida buscaba evitar descuentos salariales provocados por la lejanía de sus hogares y los retrasos que afectaban su jornada laboral.
El 29 de enero de 1906, la huelga fue oficializada, sumando el apoyo de ferroviarios, salitreros, marítimos y diversos gremios. Al día siguiente, Antofagasta amaneció completamente paralizada. Sin embargo, los intentos de diálogo fracasaron ante la intransigencia de los empresarios, quienes se negaron a ceder ante una demanda tan básica.
Ante la creciente movilización, el intendente de la época, Daniel Santelices, autorizó la formación de un grupo armado denominado la “Guardia del Orden”, integrado por ciudadanos españoles, dueños de comercios, empresarios y miembros de la burguesía local. Además, se solicitó la intervención de un piquete de marineros de la fragata blindada Blanco Encalada, lo que evidenciaba la decisión de sofocar la protesta por la fuerza.
El 6 de febrero de 1906, alrededor de 2.000 a 3.000 huelguistas se congregaron en la Plaza Colón para participar en un mitin que buscaba visibilizar sus demandas. Eran cerca de las 17:00 horas cuando la “Guardia del Orden” irrumpió en la plaza. Tras un intercambio de consignas, abrieron fuego indiscriminadamente contra la multitud.
Los trabajadores intentaron huir hacia las calles Washington y Balmaceda, buscando refugio del feroz ataque. Sin embargo, fueron emboscados por efectivos de la marinería, quienes continuaron la represión.
Se estima que la matanza duró apenas tres minutos, tiempo suficiente para apagar la vida de decenas de trabajadores que solo defendían sus derechos. Las cifras oficiales de la época hablaron de 50 a 60 muertos, aunque algunas fuentes sostienen que el número real de víctimas podría haber superado los 300.
Esa misma noche, los cuerpos fueron retirados y trasladados al cementerio, mientras las autoridades y la prensa oficial se encargaron de ocultar la magnitud de la tragedia. Hasta hoy, el número exacto de víctimas sigue siendo motivo de debate.
A 119 años de la Matanza de la Plaza Colón, la memoria de aquellos hombres y mujeres que lucharon por condiciones de trabajo dignas sigue viva en la historia de Antofagasta y del movimiento obrero en Chile.