La rectoría de la Universidad Católica del Norte (UCN) ha propuesto cerrar sus dos jardines infantiles y sala cunas: el Taqinki en Antofagasta y el Pequeño Pirata en Coquimbo, impactando a casi un centenar de familias en total.
Terrible noticia. Sólo el jardín y sala cuna Taqinki educa a 56 niñas, niños y bebés, a cargo de las nueve funcionarias contratadas por la universidad. Varios de estos niños y niñas son TEA. 17 de sus apoderados/as son estudiantes y tres son funcionarios/as de la universidad. Todas/os ellas/os quedarían en la calle a fines de enero, con los/as niños/as tratando de ser reubicados en una de las ciudades con lista de espera más grande para jardines y sala cuna.
Pero ánimo, que la rectoría propone un voucher mensual de $50.000 pesos por cada párvulo hijo/a de estudiante UCN. Curioso monto, considerando el costo promedio de una sala cuna y jardín infantil de $500.000 para la región. También propone que la JUNJI tome el jardín en comodato (que se haga cargo completamente), lo que igual implicaría el despido de todas las funcionarias y la repostulación de las niñas y niños a través del sistema público como un/a párvulo/a más.
Quisiera ahora presentar contrapropuestas. Considerando que: el jardín recibe entre siete y diez millones de pesos mensuales por la JUNJI; que el gasto de la UCN en el jardín es menor a diez millones mensuales (según un vicerrector); que la misma JUNJI tiene un proyecto aprobado de $1.800 millones de pesos para construir uno de los jardines más modernos de Chile dentro de la universidad, faltando sólo el espacio físico; que el jardín es un derecho adquirido por y para los estudiantes luego de muchas movilizaciones estudiantiles, se contrapropone:
Que la UCN facilite la construcción, financiada por JUNJI, del jardín dentro de la misma universidad. Que asegure la continuidad de las funcionarias trabajando para ambos jardines hasta el próximo gobierno universitario (marzo 2025). Que el nuevo gobierno sea triestamental, electo con votación de todas y todos los trabajadores y estudiantes de la universidad. Y, finalmente, que la UCN – como receptora de fondos estatales – transparente los gastos de su administración, especialmente en los salarios de quienes han generado la deuda que hoy enfrenta.