Columna | Si no se escucha bien, no se aprende bien: La acústica en salas de clases, una necesidad no priorizada

La calidad acústica en las salas de clase es un aspecto crucial que a menudo se pasa por alto en el diseño y mantenimiento de entornos educativos. Los colegios, tanto en sus espacios de esparcimiento como en las aulas, son frecuentemente cajas de ruido ensordecedor. Lamentablemente, muchos arquitectos han sido negligentes al abordar uno de nuestros sentidos más importantes: la audición.

¿Puede un acondicionamiento acústico adecuado transformar la experiencia de aprendizaje y enseñanza, impactando positivamente tanto a profesores como a estudiantes? Sin duda, ya que el entorno acústico influye directamente en la capacidad de los estudiantes para escuchar, entender y retener información. Según la Organización Mundial de la Salud, el ruido excesivo y la reverberación pueden reducir la comprensión lectora hasta en un 25%. Para los profesores, una mala acústica implica tener que elevar constantemente la voz para que su mensaje sea captado.

Las condiciones acústicas inadecuadas no solo perjudican la capacidad de escucha, sino que también pueden causar estrés, fatiga y problemas de concentración en los estudiantes. La exposición continua a altos niveles de ruido está vinculada a dificultades de aprendizaje y problemas cognitivos, especialmente en niños en desarrollo. Además, para los profesores, el esfuerzo adicional requerido para hacerse entender puede llevar a problemas crónicos de salud, incluidos trastornos de la voz, ansiedad y estrés.

En la región de Antofagasta, CREO Antofagasta y la Fundación Minera Escondida han dado un paso significativo a través del programa Código Futuro, habilitando la primera sala con un acondicionamiento acústico óptimo, esto en el Complejo Educativo Juan José Latorre de Mejillones. Este proyecto no solo mejora la calidad de enseñanza y aprendizaje en esa sala, sino que también establece un precedente crucial para la región y el país.

La evidencia es clara: sin un buen entorno acústico, no se escucha bien y, por tanto, no se aprende bien. Por lo anterior, es esencial que las autoridades prioricen de inmediato el mejoramiento acústico en las salas de clases y ojalá en sectores de los patios de los colegios. Este cambio representa una inversión no solo en infraestructura educativa, sino en la salud y el futuro de nuestros profesores y estudiantes, especialmente para los estudiantes neurodivergentes.

El acondicionamiento acústico de las aulas debe ser una prioridad para asegurar que todos los niños tengan las mismas oportunidades de aprender en un entorno que apoye su crecimiento educativo y personal. Al mejorar la acústica, garantizamos un futuro más brillante y saludable para las generaciones venideras.

By Nicolás Vega

Nicolás Vega Rojas es Arquitecto, Master en Ciencias de la Tecnología y Salud, Mención en mecánica e ingenierías, especialidad ACAU (Ambientes y Confort para la Arquitectura y el Urbanismo).

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