El discurso de «caiga quien caiga» que ha levantado el presidente de la Cámara de Diputadas y Diputados, José Miguel Castro (RN), comienza a hacer agua. Mientras el propio parlamentario por Antofagasta exigía sanciones ejemplares para quienes utilizaron licencias médicas para viajar al extranjero sin justificación, ahora es su propia conducta la que queda en entredicho tras revelarse que él mismo protagonizó extensas ausencias por viajes personales fuera del país.
Según un reportaje de Mega Investiga, Castro viajó a Estados Unidos durante 24 días entre el 15 de diciembre de 2022 y el 7 de enero de 2023. Durante ese período se ausentó de siete sesiones legislativas clave -en las que se abordaron temas de seguridad, entre otras materias- y tampoco cumplió labores en terreno durante la denominada semana distrital, destinada precisamente a trabajo en las comunas que representa.
Pese a la prolongada ausencia solo se le descontaron $525.000 pesos de su dieta mensual, que bordea los $7 millones. En la práctica, el diputado estuvo casi un mes fuera del país sin asumir las consecuencias económicas ni administrativas proporcionales al abandono de su labor legislativa.
El contraste entre sus propios discursos públicos y su actuar personal es evidente. Mientras públicamente calificaba como «inaceptable» que funcionarios públicos recibieran sueldos mientras estaban con licencias médicas y pedía medidas «drásticas», Castro acumulaba sus propias ausencias, no por problemas de salud, sino por viajes particulares. De hecho, según la investigación, en los últimos tres años ha utilizado permisos similares coincidiendo con fechas como Fiestas Patrias.
La Secretaría de la Cámara confirmó que la indagatoria interna sobre los viajes de los diputados también incluirá los registros del propio presidente de la corporación, en un episodio que vuelve a desnudar prácticas reiteradas en el Parlamento chileno, donde discursos de probidad conviven con gestos de privilegio personal.