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Impuesto a los más ricos: ¿Medida necesaria ante la crisis económica?

Hace algunos días, el presidente de Bolivia, Luis Arce, promulgó una ley que establece un impuesto a los más ricos del país altiplánico. En esencia, a las fortunas superiores a los 4.3 millones de dólares. La medida es parte de una serie de normas que buscan la recuperación económica de un territorio que, como muchos otros, ha sido afectado por la pandemia del Covid-19.

La promulgación de esta ley abre el debate sobre si la iniciativa debe ser replicada en el contexto de una emergencia económica.

Para el Doctor en Economía y académico de la Facultad de Administración de la Universidad Católica del Norte (UCN), Manuel Pérez, establecer un impuesto a los súper ricos es “algo que debe implementarse y que es necesario porque, de alguna manera, hay que buscar recursos que permitan sostener la capacidad de desarrollo económico y de consumo a nivel nacional. Lo más afectado es la demanda interna y los sectores desfavorecidos”.

Implementación en Chile

Según datos del informe “Panorama Social de América Latina 2018”, en Chile existen 140 personas que cuentan con un patrimonio mayor a los 100 millones de dólares. Además, según el ranking elaborado por la agencia de valores Credit Suisse, en el país habrían 57 mil millonarios, los cuales son considerados por poseer un patrimonio igual o mayor al millón de dólares.

“En Chile hay unas 9.000 personas que están por encima de los 22 millones de dólares, si no me equivoco, si haces la división de 9.000 en 17 millones de habitantes, es el 0.5% de la población. Al tener un nivel mayor de súper ricos lo más factible es que pudieras incrementar la capacidad de recaudación con respecto a Bolivia”, explicó

“Si este tipo de medidas se aplican bien y hay algún tipo de apoyo en las grandes rentas, puede ser un punto para establecer un nuevo marco de desarrollo socioeconómico que puede definir el futuro del país”, manifestó el experto.

Desincentivo económico

Uno de los grandes argumentos para los opositores a estas medidas recae en el supuesto desincentivo que generaría en los inversores y, con eso, la posibilidad de un impacto negativo en la economía.

Para el doctor en economía, la idea de un desincentivo por un impuesto al patrimonio es errónea. “Si empiezas a ver el patrimonio que tienen los súper ricos, no es tan importante (el impuesto). Actualmente tienen un nivel de riqueza similar a lo que se genera al producto interno bruto (PIB) al año. No estaría mal, en un principio no consideraría que eso afectase a las inversiones porque, principalmente, sus inversiones en gran medida van dependiendo del sector primario y las actividades extractivas”, precisó.

“Si estuviéramos hablando ya de algún tipo de desincentivo al pequeño comercio, algún tipo de impuesto a la clase media o al mediano empresariado, ahí sí creería que el impacto a la producción sería importante”, agregó.

Recuperación económica

Para el académico, lo principal es generar una capacidad de inversión con el fin de reparar los sectores con más daños producidos por la pandemia. En este sentido, la reactivación de la demanda interna es lo principal.

“Se necesitan mecanismos de reactivación de la demanda interna y, particularmente, ayudar a las micro empresas. Hay sectores bastante dañados. Creo que esta recaudación podría ayudar en el proceso de redistribuir la renta y hacer que eso, de alguna manera, pudiera recuperar parte de lo que se perdió en la pandemia”, concluyó.

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