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Columna: Arden los neoliberalismos de Chile y Australia

Desde los 70s en adelante, gigantescas iglesias se han levantado para celebrar neoliberalismos. Chile fue primero, creando el credo neoliberal, con rezos a San José Piñera, creador de las AFPs y domador de sindicatos con su Plan Laboral; animitas al espíritu de Pinochet, primer pontífice (y máximo beneficiario con sus cuentas en el extranjero) del chorreo ficticio; y el –no tan virginal– Jaime Guzmán, creador intelectual del libro sagrado neoliberal: la constitución de 1980.

A la fecha, una serie de cardenales de distintas órdenes, tanto de las fallecidas Alianza por Chile como de La Concertación, profundizaron el credo, peleándose por asegurarse el manejo de los creyentes por un periodo presidencial. El modelo se ha mantenido gracias a la limosna de empresas mineras multinacionales; grandes empresarios y latifundistas nacionales; y el diezmo impuesto a CODELCO para financiar viajes e idas al casino de las fuerzas armadas, que históricamente han mantenido a los infieles a raya, usando sus sagrados balazos.

Australia vino después, tanto en adoptar (y adaptar) el neoliberalismo, como en construir sus iglesias. Esta implementación fue lenta, ya que coexistía incómoda con un estado de bienestar laico y robusto. La tendencia cambió desde la década de los 80s, donde la fe neoliberal avanzó bruscamente, imponiendo el credo del libre mercado sobre la salud, educación y la vivienda.

Por décadas, la calidad y cantidad de cobertura de esos servicios han sido desmantelados, para hacer espacio a estatuas de los santos neoliberales: banqueros, especuladores y políticos liberales (en lo económico, ultraconservadores en lo moral). La gran riqueza mineral del país ha ayudado a promover una vida de altos ingresos, facilitando la instauración del credo del individualismo y llevando a la elección de una serie de primeros ministros extremadamente fanáticos de los mercados, como solución a todos los problemas socioambientales.

En ambos casos, la iglesia neoliberal no sólo esparcía su palabra, sino que grotescas desigualdades sociales y medioambientales, que llenaron Chile y Australia de keroseno. Completamente empapados de acelerante, ambas sociedades esperaban ingenuamente que nadie ni nada encendiera un fuego -social o literal– que arrasaría con todas las iglesias del libre mercado.

Sin embargo, y sin aviso, desde fines de septiembre en Australia y mediados de octubre en Chile, ambos neoliberalismos se enfrentaron al temido fósforo que hoy tiene a ambos credos ardiendo hasta sus cimientos.

En Chile fueron los saltos de los torniquetes de los valientes estudiantes secundarios, quienes rápidamente compartieron la llama de su indignación con un país hastiado de su dominación. Arrogantes, algunos clérigos menores hablaron de que “eso no había prendido”. Ante la persistencia de los feligreses protestantes, soltaron a los inquisidores con armaduras quienes, en lugar de aplacar las llamas, las alimentaron con disparos, violencias y torturas.

Los representantes más importantes del dogma dieron histéricas entrevistas, prometiendo el infierno a quienes se tomaban las calles y ofreciendo el cielo del chorreo a quienes mantuvieran la cabeza gacha y las cacerolas guardadas. A la fecha, el saldo de esta pugna ha sido demasiado alto: decenas de muertos, torturados, cegados y heridos. En la noche del estallido, Sebastián Piñera –Nerón criollo– salía de una pizzería para comenzar su transformación en el máximo inquisidor nacional, sentando el tono de un manejo de crisis que hoy lo tiene hundido en las encuestas.

Desde septiembre, en Australia los incendios forestales dieron lugar a una serie de otros fuegos que se han esparcido a lo largo y ancho de todo el país[1]. En los meses anteriores, el primer ministro Scott Morrison había declarado desde su púlpito que Australia cuestionaba la relación entre el cambio climático y los incendios[2], y que los manifestantes ambientalistas serían perseguidos y encerrados hasta por veinte años de mantenerse esparciendo tales herejías[3].

Omitía en esos sermones, que las industrias de hidrocarburos y carbón son unas de las mayores auspiciadoras de campañas políticas[4]. También, que Australia es uno de los países que más ha contribuido a las emisiones de carbono en el mundo[5]. No contento con esto, Morrison disminuyó el financiamiento a los bomberos australianos, a pesar de que el país enfrenta cada año a apocalípticos incendios[6]. Prepotente, se negó a recibir a bomberos, argumentando una lógica neoliberal de que el mercado resolvería cualquier emergencia.

Similar al Nerón-Piñera, el Nerón-Morrison eligió pasar tiempo vacacionando con su familia en Hawái mientras el país ardía[7], lo que lleva a pensar en la compartida y siniestra indolencia ante el dolor y desesperación de las familias que el credo de ambos gobernantes juró proteger. Hoy, casi medio billón de animales ha perecido[8], decenas de personas han muerto o se encuentran desaparecidas y las ciudades más grandes, mecas del turismo internacional, se encuentran llenas de humo y ceniza[9].

Así, ambos neoliberalismos arden. Arde su tierra, su gente, sus ecosistemas, ciudades completas. En ambos países los máximos representantes del credo neoliberal, Piñera y Morrison, observan el fuego acercarse a sus catedrales. Sus obispos cierran filas, se resisten a cualquier cambio, insisten en que el neoliberalismo no es el culpable, sino oscuras fuerzas del mal (ya sea chavistas, leninistas o incluso Greta Thunbergistas). El libre mercado es una fuerza del bien, dicen, mientras esconden toscamente que la verdadera fuerza divina a quienes rezan no es la libre competencia, sino los monopolios multinacionales que les financian sus campañas.

Pero en ambas latitudes se observa otro tipo de incendio, que se esparce por espacios virtuales y reales, por redes sociales y calles. Hoy, el fuego de un Chile que lucha por hacerse laico de la religión neoliberal enciende otros fuegos (como diría Alberto Hurtado). Se ha visto con las evasiones de Nueva York y la réplica de la intervención de Las Tesis en todo el mundo. Chile, un terruño domesticado por el poder del capital, se ha transformado en un ejemplo de herejía popular, de solidaridad antimesiánica, de levantamiento contra un poder por años publicitado como divino. Y en países considerados modernos y civilizados, la lucha ejemplar de miles de chilenas/os enciende la ira de miles de manifestantes[10], por décadas adormecidos ante sus altos ingresos, que despiertan para defender una supervivencia sólo posible sin el dogma neoliberal.

Los neoliberalismos arden, pero esos incendios han reencontrado a personas antes individualistas en su religión de la competencia y envidia, que hoy se levantan juntas, solidarias, renacidas. El costo ha sido demasiado alto y los pueblos chilenos y australianos lo saben, pero también han aprendido una valiosa lección: ya no confían en quienes observan indiferentes a quienes quema el fuego, con tal de mantener su monopolio del poder. Como lo dijo una activista feminista en una manifestación sobre el cambio climático en Melbourne, tal mentalidad los dejará sólo “gobernando sobre una pila de cenizas”[11]. Afortunadamente, de gobierno les queda bastante poco. Los gritos y pancartas de sus ex feligreses a las puertas de las iglesias neoliberales, lo dejan claro.

[1] https://www.theguardian.com/australia-news/2019/dec/24/australian-bushfires-the-story-so-far-in-each-state

[2] https://news.sky.com/story/australia-pm-scott-morrison-denies-climate-change-link-to-bushfires-as-he-returns-from-holiday-11892929

[3] https://www.theguardian.com/australia-news/2019/nov/01/scott-morrison-threatens-crackdown-on-secondary-boycotts-of-mining-companies

[4] https://www.nytimes.com/2020/01/03/opinion/australia-fires-climate-change.html?smid=fb-nytimes&smtyp=cur&fbclid=IwAR1Dy5plJqBSJB4MrKfZ6wb8pl5BUvz3YZnpf0_lPdqmdR2u731ClqM_KoI

[5] https://independentaustralia.net/environment/environment-display/yes-australias-carbon-emissions-do-have-an-impact,12499

[6] https://www.5why.com.au/scott-morrison-just-rejected-giving-more-help-to-firefighters/

[7] https://www.theguardian.com/australia-news/2019/dec/21/scott-morrison-hawaii-horror-show-pr-disaster-unfolded

[8] https://www.cbsnews.com/news/australia-fires-half-a-billion-animals-plants-koalas-dead-willdfires-2020-01-02/

[9] https://www.theguardian.com/australia-news/2020/jan/04/australia-fires-death-toll-rises-and-six-people-missing-as-pm-calls-in-military

[10] https://www.abc.net.au/news/2020-01-10/bushfires-australia-protests-nationwide-sack-pm-scott-morrison/11857556

[11] https://redflag.org.au/node/6987?fbclid=IwAR27YiAIC1YXOHqrKa7HPigOW2Hnc-G3TxZ1Ee6g8z2fopCO65H4ApBw_AA

By Martin Arias Loyola

Martín Arias-Loyola es Director del Magíster en Gerencia Pública y Desarrollo Regional, UCN.

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