El mundo de los juegos de casino está casi omnipresente en nuestra historia reciente. Sus inicios se remontan a la Italia del siglo XVII, aunque su consolidación en Europa se produjo hacia el siglo XIX, una era que coincide con su exportación a los Estados Unidos, especialmente la ruleta: de la mano de los franceses que llegaban a la nueva nación, se convirtió en un novedoso entretenimiento para los locales. También a finales de dicho siglo, y también en los Estados Unidos, se crearía la primera máquina tragamonedas, un artefacto de tres ruedas giratorias con cinco símbolos; al ser uno de ellos la Campana de la Libertad, se decidió bautizar el primer modelo como “Liberty Bell”, que se popularizó enormemente, convirtiendo a su creador, Charles Fey, en un pionero cuyo nombre aún figura en los libros de historia.
Entrado el siglo XX, estos juegos, y otros tantos como en Bacará o el Blackjack, se fueron popularizando, así como los lugares donde se llevaban a cabo. La industria del casino se expandía y algunos de los lugares donde se llevaba a cabo de forma más habitual, como Las Vegas o Atlantic City, adquirían fama y organizaban grandes eventos y espectáculos, además de atesorar algunos de los más ostentosos hoteles. Pero el modelo de negocio, así como los gustos de los aficionados, iría evolucionando, al mismo ritmo que la tecnología, cada vez más enfocada a la calidad y la seguridad, para garantizar una mejor experiencia al usuario.
La irrupción de la tecnología
Uno de los saltos adelante más relevantes en la historia de estos entretenimientos ha sido la aparición de la posibilidad de jugar online. Este aspecto ha representado un aumento considerable de las opciones tanto en cantidad como calidad, ya que la oferta se ha visto agrandada notoriamente, gracias, también, a la evolución de la tecnología; y es algo que no deja de mejorar sus perspectivas, especialmente con el despliegue de la red 5G, que aportará una mayor velocidad en los datos y una menor latencia, lo que se traduce en mayor calidad de los productos. En este sentido, los diferentes juegos de casino, como las tragamonedas de última generación, desarrolladas por programadores punteros y que aúnan diseños atractivos con temáticas actuales (como los que emulan estéticas similares a “Candy Crush”), o también la versión “Live” de juegos clásicos, como el Bacará, tendrán mejores prestaciones al disponer de una mayor velocidad de intercambio de datos. Lejos están quedando los largos tiempos de espera para cargar las webs pesadas.
Nuevas tendencias
El caso antes citado de la opción “Live”, precisamente, ha ganado muchos adeptos en los últimos tiempos. La experiencia se asemeja más a la del juego original y se produce una interacción con los protagonistas, lo que satisface más a los usuarios. En este aspecto, también, la mayor velocidad de tráfico datos para trabajar con el streaming necesario es una sensible ventaja. El Bacará es un juego de una gran trayectoria que se popularizó ampliamente a raíz de las novelas de Ian Fleming sobre el agente James Bond, que era un gran aficionado y cuyas partidas pasaban a ser parte de la trama tanto en los libros como en sus adaptaciones cinematográficas. La versión “Live” no deja de darle aquel atractivo de antaño.
De igual forma ha pasado con la ruleta y el Blackjack, que han dado tantas ideas para explicar historias en la cultura popular, ya sea en el cine, la música o las novelas. Una fama creciente a lo largo de las décadas que se ha traducido en cada vez más usuarios que han probado sus distintas modalidades, pero con una tendencia creciente a la versión online que, una vez más, beneficiada por la eclosión de las tecnologías de la información, con mayor velocidad y mejores procesadores y sistemas operativos, se han convertido en una opción con un catálogo interesante y que busca la excelencia para que el aficionado saque el mayor partido a su tiempo de ocio.
Valeria Ríos Guerrero