Un nuevo 18, a tres meses del estallido social, en Antofagasta se conmemora con una enorme marcha desde el centro de la ciudad, pasando por el balneario municipal, hasta la Plaza de la Revolución.
Fueron cientos de familias, niños, niñas y jóvenes los que asistieron con coloridas pancartas y quitasoles. Todo rondaba con tranquilidad hasta que la violencia desmedida, los desmayos de personas mayores y el ataque con gas parecían sacados de una película de terror.
Nos cuesta creer que este martes se promulga una ley que aumentará incluso más la represión.
En lo sencillo de mis palabras queda la indignación. ¿Cuánto más tenemos que perder para poder ganar? Yo estoy dispuesto, ¿y tú?
Columna de un ciudadano indignado en colaboración con Agencia Causa