Tres personas muertas tras ser arrastradas por el caudal del río Loa, viviendas anegadas, numerosos caminos cortados, una comuna que lleva cuatro días sin agua potable, son sólo algunos de los efectos que hasta ahora ha provocado en el interior de nuestra región el llamado invierno altiplánico.
Mientras eso ocurre, Daniel Augusto, alcalde de Calama, una de las ciudades afectadas, se encuentra de vacaciones e inubicable, mostrando una total falta de compromiso con su comuna y con los vecinos que han sufrido los efectos de la falta de agua potable.
Por otra parte, el Intendente Marco Díaz más bien parece preocupado de tomarse fotos en San Pedro de Atacama para ser compartidas en redes sociales, mostrando a ratos una verdadera falta de tino, la que podría explicarse ante la falta de asesores comunicacionales y su evidente desesperación por hacerse notar, de cara a las elecciones de Gobernador Regional del 2020.
Triste resulta advertir que justamente es el mismo Intendente quien ha pedido a Santiago que nuestra región y particularmente la provincia El Loa, no sean declaradas como zona de catástrofe, a pesar de las solicitudes de otras autoridades y de la comunidad. Una declaratoria de zona de catástrofe permitiría agilizar la entrega de recursos y saltarse una serie de procesos burocráticos que demoran la entrega de ayuda y las soluciones ante la emergencia.
También es lamentable la actitud de la Gobernadora de El Loa, María Bernarda Jopia, quien a ratos parece vocera de Aguas Antofagasta, justificando el negligente actuar de la sanitaria, en vez de alzar la voz para exigir el cumplimiento óptimo del servicio por el que los vecinos y vecinas pagan.
En todo este episodio de emergencia climática, resulta evidente el centralismo que una vez más golpea a las regiones, impidiendo que desde nuestros propios territorios se tomen las decisiones para enfrentar las contingencias y catástrofes naturales, pues para todo se debe consultar a Santiago. A esto se suma la actitud lamentable del Intendente, más papista que el Papa o en este caso más centralista que los centralistas, llamando a La Moneda para decir que no es necesario declarar zona de catástrofe.
Finalmente, una reflexión más profunda nos lleva a advertir que mientras no se realicen las inversiones que se requieren en infraestructura que permita canalizar adecuadamente los distintos cauces y mitigar las diferentes zonas que históricamente se ven afectadas, esta triste historia se volverá a repetir cada vez que la naturaleza nos golpee. Más aún en momentos en que el cambio climático nos muestra que los desastres son cada vez más frecuentes y más destructivos. Pero para eso se requiere liderazgo y planificación, algo muy difícil con autoridades que por un lado prefieren irse de vacaciones y por otro, prefieren tomarse una selfie y alinearse con Santiago.
Es momento de que el norte y particularmente nuestra región, se hagan escuchar y se hagan respetar.
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