Columna | Plan 9: Más allá de alcalde, un comediante municipal

Una vez más, nos vemos envueltos en un espectáculo en el concejo municipal, nuevamente proferido por el mitológico «Plan 9».

La Concejala Karina Guzmán Arias lo interpela sobre algunos temas de la agenda que se habían acordado discutir. Velásquez responde con su acostumbrado tono, parloteando que debe retirarse porque aún no ha almorzado y tiene otro compromiso. ¿En serio, para una autoridad comunal, esta es una excusa válida para abandonar un concejo, especialmente cuando se deben abordar asuntos de suma importancia para la comunidad?

Lo más impactante es que este personaje, lamentablemente titulado como «Alcalde» —un título que le quedaría mejor como bufón de la corte— se ríe sardónicamente, reprochándole a la concejala que «como ella se comió 2 bandejas», después de que ella señalara que no le parecía excusa plausible abandonar el concejo por no almorzar, algo que es cuestión de organización personal. Este nivel de debate de Velásquez me parece burdo, casi como un niño de primer básico que olvidó traer su colación para el recreo y le reclama a la profesora que tiene hambre.

Además de esto, una vez más, no aprendió sobre el trato que debe tener hacia la comunidad a la que está obligado a respetar: la comunidad antofagastina. Expulsó en vivo, durante la transmisión del concejo, a una representante del Sindicato de Profesores y Profesionales de la Educación. Esto sucedió después de que abandonara el concejo dejando a los concejales hablando solos, como es su costumbre, y regresara como si nada hubiera pasado.

Después de escuchar por unos minutos a la profesora discutir, y al recibir sus comentarios firmemente, procedió a expulsarla, ante lo cual los concejales le reprocharon que ellos mismos le habían permitido ocupar un asiento en la testera mientras él estaba ausente en el concejo. Así continúan las cosas en el circo del Plan 9. No aprendió NADA.

Para suerte de los antofagastinos, los meses están contados para terminar con esta (des)administración. En buen chileno, «se nos vendió la pomada» de que este personaje iba a hacer “brillar” a la perla, la que claramente más que brillar se opacó.

Ahora es el momento de que la ciudadanía no se ciegue y pueda escuchar, leer e informarse sobre las propuestas concretas desde la gestión municipal y la recuperación de la institucionalidad. No permitamos que más gente juegue con nuestra ciudad y con los antofagastinos. Que Velásquez solo sea un pasajero error para nuestra historia comunal. Hasta siempre, Plan 9.

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