Columna: Reduciendo la contaminación acústica para avanzar hacia ciudades inclusivas

La contaminación acústica hoy es el contaminante que satura nuestras ciudades y -como todo contaminante- genera efectos perjudiciales para las personas, especialmente para aquellas en el
espectro autista. El exceso de ruido en el entorno puede agravar los desafíos que enfrentan estas personas, provocando una serie de dificultades en su vida diaria y la de sus familias.

Las personas dentro del espectro autista son particularmente sensibles a los sonidos fuertes y generalmente no pueden filtrarlos como lo hacen las personas neurotípicas. El ruido excesivo en las personas autistas puede desencadenar respuestas de estrés, ansiedad y sobrecarga sensorial. Además, el ruido constante y molesto puede dificultar su capacidad para concentrarse, comunicarse y participar en actividades sociales, lo que a su vez puede tener efectos negativos en su bienestar emocional y calidad de vida.

Entonces, ¿qué podemos hacer para que nuestras ciudades sean más acogedoras para la neurodiversidad?

Existen varias estrategias que pueden implementarse para reducir la exposición a la contaminación acústica en personas dentro del espectro autista. Una de ellas es crear entornos silenciosos y libres de ruido, tanto en hogares como en lugares de trabajo, pero especialmente en espacios públicos: Son las llamadas “islas de silencio”.

Otra estrategia importante es fomentar la conciencia y educación sobre la contaminación acústica, tanto en espacios públicos como en escuelas y lugares de trabajo. Esto implica informar sobre los efectos negativos del ruido en las personas y proporcionar pautas y recomendaciones para reducir la exposición al mismo. Asimismo, es fundamental trabajar en la modificación y control del entorno acústico, en espacios públicos y privados, mediante la reducción de ruidos innecesarios, la regulación de los niveles de ruido y la implementación de políticas y normativas que promuevan entornos más silenciosos.

Estas estrategias contribuirán significativamente a mejorar la calidad de vida de todas las personas, pero tendrían un impacto aún mayor en las personas dentro del espectro autista. Es crucial que nuestras ciudades sean inclusivas y accesibles para todos. Trabajemos juntos para lograr entornos más amigables con la neurodivergencia.

¡Diseñemos y construyamos ciudades que sean acogedoras para todos!

By Nicolás Vega

Nicolás Vega Rojas es Arquitecto, Master en Ciencias de la Tecnología y Salud, Mención en mecánica e ingenierías, especialidad ACAU (Ambientes y Confort para la Arquitectura y el Urbanismo).

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