Cristian Pinto
Académico de la Facultad de Economía y Administración
Universidad Católica del Norte, Antofagasta
El lunes 16 de marzo se registró la caída diaria más alta de los últimos 30 años en las bolsas de EE.UU, una caída de casi 12% del S&P500, el índice accionario más representativo de los mercados mundiales. Mientras que en Chile, el índice IPSA perdió casi 15% en sólo un día. Algunas empresas, como LATAM en Chile, perdieron en un día casi un cuarto de su valor. Otras empresas han resultado favorecidas por la pandemia. Por ejemplo, las acciones de Zoom, la plataforma de videoconferencia, y Campbell Soup, la empresa de productos enlatados, y Clorox muestran variaciones positivas en medio de la debacle.
¿Por qué nos debe importar lo que pasa con las bolsas de valores de Chile y el mundo? Primero, porque parte importante de nuestros fondos de pensiones están invertidos en los mercados accionarios internacionales (en particular, el fondo A). Y dado que las AFPs no tienen sus incentivos alineados con los de los trabajadores, las administradoras no harán mucho para limitar las perdidas (en lo que va de marzo, el Fondo A ha perdido más de 12%).
Segundo, y quizás más importante en el corto plazo, existe una alta correlación entre los mercados accionarios y las expectativas o sentimientos de los consumidores. Es por vía de las expectativas que el shock de los mercados financieros se puede transmitir a la economía real, y causar una recesión económica. Una manera en que el Coronavirus puede causar una recesión es por sus efectos en la demanda. A medida que el virus se expande, consumidores reducen su consumo, por ejemplo, personas dejan de ir a restaurantes, conciertos, o cine; pasajeros cancelan vuelos y reservas de hoteles; y personas postergan decisiones de compras importantes.
Aerolíneas, retail, empresas de entretención, restaurantes, y otros comercios verán una reducción en su ingresos, y si el fin de la crisis sanitaria es incierto, empresas se verán obligadas a despedir a algunos de sus trabajadores. Estos nuevos desempleados reducen aún más el consumo. Mientras que el resto de los trabajadores comienzan a considerar su vulnerabilidad laboral, anticipan ser despedidos, y también disminuyen su consumo. La reducción total en la demanda obliga a las empresas a despedir aún más gente. Incluso, algunas empresas podrían caer en quiebra, especialmente aquellas más endeudadas, o aquellas aún recuperandose de los daños del estallido social en Chile.
¿Cómo se puede romper este ciclo negativo? En economías de mercado, expectativas juegan un rol central. Por lo tanto, manejar las expectativas es una de las más importantes funciones de la política monetaria y fiscal. El Banco Central de Chile y la Reserva Federal de EE.UU. han recortado sus tasas de interés para tranquilizar los mercados en términos de acceso al crédito e intermediación financiera. Estas medidas, sin embargo, no han tenido los efectos esperados. Los indicadores de volatilidad (medidos por el indice VIX) siguen altos, el dólar ha alcanzado niveles históricos (en Chile el dólar supero los $850), y el precio de petróleo está bajo los $30 dólares.
Todos estos son indicadores de una recesión que parece inevitable. La ineficacia de las medidas de los Bancos Centrales probablemente corresponde a que recortes en las tasas de interés no detendrán el avance del virus. En este sentido, esta crisis es más parecida a la causada por un desastre natural como un terremoto. Por esta razón, una acción decidida por parte del Gobierno es más importante que las medidas que pueda tomar el Banco Central. En EE.UU., la administración de Donald Trump ya anunció un paquete de medidas que incluye el pago de licencias en caso de cuarentena, incremento a los beneficios de seguros de desempleo, y aumento en los subsidios de alimentación a los más vulnerables. En Chile, el gobierno debiera seguir el mismo camino y anunciar medidas económicas para mitigar los efectos de la crisis.