En una reciente columna en Diario Regionalista, Raúl Roblero Barrios, dirigente comunal del Colegio de Profesores y del Partido Comunista, reflexiona, o llama a reflexionar, sobre los próximos pasos en la movilización que hace 2 semanas tiene conmocionada a la ciudad.
En dicha columna todo apunta a bajar los brazos para negociar. No lo dice, pero lo insinúa en cada uno de sus párrafos, buscando desmoralizar a quienes siguen movilizados reclamando justicia por Kathy y contra el autoritarismo.
De partida, circunscribe la movilización a los docentes, dejando fuera a otros actores de la educación, como los apoderados y los estudiantes, olvidando las demandas que se expresan de la sala de clases hacia afuera.
¿Por qué? Pues porque Roblero y el PC son del gobierno de Boric y han demostrado que su rol político es el control de la protesta social y el intento de domesticación de los sindicatos y organizaciones como monedita de cambio para sus negociaciones parlamentarias con la derecha.
Por eso no quieren sumar las demandas de quienes también son sujetos del problema educativo. Es necesario sumar la voz y las demandas de los estudiantes y apoderados en un pliego único de demandas. Este conflicto no se puede pensar como una estrecha negociación gremial, sino como un problema de todo el pueblo.
¿Qué hacer el martes? Seguir uniendo a sectores. Para esto la movilización no puede restringirse a los objetivos docentes, pues lo que salta a la vista con la movilización, es que se trata de un descontento que excede al profesorado.
Basta escuchar los reclamos de los apoderados y estudiantes para saber que hay más demandas. Falta de matrículas, problemas de infraestructura, falta de escuelas y liceos, problemas de salud mental y falta de profesionales.
En segundo lugar, Roblero presenta cómo debe funcionar, según él, el Colegio de Profesores. Sin embargo, pasa por alto la instancia más democrática y amplia de deliberación, la asamblea general.
Esta asamblea permite la amplia organización y unidad desde la base, como lo fue la asamblea general unificada realizada el pasado martes en el ISCA, con cerca de mil asistentes (por lejos con mayor convocatoria que la última elección comunal del gremio). No es casual que Roblero acuda a los estatutos de CDP para limitar el paro y la acción de las asambleas unificadas.
También en su fin de desmoralizar, pretende presentar como avances meras conversaciones con la CMDS, la SEREMI de Educación y la DEPROV, llamando a confiar ciegamente en la palabra empeñada. ¿No ha sido acaso la tónica de paralizaciones anteriores? No podemos volver a caer en esos trucos.
Este 25 de marzo se espera una gran movilización, una enorme potencia y fuerza que puede desplegarse en las calles, con diversos sectores que llamaron a paralizar, federaciones de estudiantes secundarios y universitarios (FESA, FEUA, FEUCN), trabajadoras de Integra, colegios particulares, etc.
Pero aún ni comienza el paro y Roblero ya piensa en qué hacer al volver a clases, pretendiendo que las clases “no deben comenzar con la acostumbrada normalidad, sino que debe darse aquel día para realización de una jornada de reflexión”, olvidando, precisamente, que es el autoritarismo que se vive en las escuelas por los directores y sus equipos de gestión los que se encargan de ahogar a las comunidades educativas.
¿Qué hacer el martes? Lo que nos insinúa Roblero es que hay que bajar los brazos y sentarse a negociar, porque ya hemos obtenido ganadas; que no es otra cosa que boicotear el paro y comernos las migajas que, confiamos, nos arrojarán CMDS y el Gobierno, del que el PC es parte.
¿Qué hacer el martes? Lo que decimos nosotras, es que hay que unir todas las demandas en un gran pliego unificado y coordinar la movilización en un plan de lucha ascendente y sólo confiar en nuestras propias fuerzas. Hay que impulsar asambleas triestamentales que elijan a sus propios representantes para dar esta batalla y unificarnos en un solo petitorio.