La instauración de la dictadura cívico militar el 11 de septiembre de 1973 en Antofagasta, significó un duro e implacable golpe a la conciencia y expectativas de miles de trabajadores de la ciudad y región, que apoyaron resueltamente al gobierno de la Unidad Popular. Las organizaciones sindicales fueron puestas al margen de la ley, al mismo tiempo se acrecientan los despidos masivos y se impone el terror y el soplonaje como práctica de amedrentamiento en cada centro laboral, sin posibilidad alguna de expresar el descontento y la rabia contenida ante tanto abuso de poder .
Gumercindo Álvarez Pizarro, soldador de la empresa Mantos Blancos, casado con 5 hijos, militante comunista durante la Unidad Popular, llevaba 14 años de trabajo en la empresa cuando fue víctima de esas circunstancias dramáticas del momento represivo que vivía el país. Solo por el hecho de realizar un comentario contra la dictadura en voz alta, es detenido al día siguiente en su casa, un 28 de agosto de 1974, por un grupo de 4 agentes del SICAR (servicio de inteligencia de Carabineros), quienes habían sido informados por la red de guardia y soplonaje del recinto de este hecho acontecido el día anterior.
La permanencia de Gumercindo en el Grupo de Instrucción donde fue sometido a interrogatorios y torturas que le significaron su muerte, fue ocultada a la familia, quienes comienzan a buscarlo en distintos lugares de la ciudad. El día 2 de septiembre la familia se entera por personal del hospital del traslado de Gumercindo a este recinto hospitalario, donde se percatan de su fallecimiento producto supuestamente de un suicidio, cuestión que con los años se demostró que era un montaje.
El SICAR, organismo represivo de Carabineros creado el mismo día 11 de septiembre de 1973 en Antofagasta, venía cometiendo detenciones y crímenes a destajo desde sus inicios. Amos y señores de la ciudad, sus agentes impusieron el terror dentro de un escenario dictatorial que les favorecía abiertamente. Entre los crímenes no resueltos por este grupo criminal, se destacan los casos de René Vallejos, detenido desaparecido, Héctor Marín Álvarez, José Luque, Benjamín Garzón, Oscar Leiva Jiménez, entre otras víctimas.
En la causa judicial de Gumercindo Álvarez, se identifica a alrededor de 15 agentes del SICAR que son interrogados por la policía de investigaciones. El proceso logra acreditar la participación directa e indirecta de los agentes que lo detuvieron y otros que perpetraron el delito cobardemente, cuyos nombres son: Eduardo Aguilar Valdés (Jefe del SICAR), Ricardo Lillo Morandé, Juan León Hernández, Ismael Riveros, Héctor Enrique Ovando, Hugo Hermosilla Parodi. El juez Hormazábal a cargo de la investigación dictó sentencia y condena a solo 2 de ellos (Lillo, León).
Estos represores y otros, son responsables de múltiples delitos que nunca fueron investigados y sancionados, primando la impunidad biológica en que los agentes mueren sin ser juzgados y sin dar a conocer la verdad de los hechos. Sólo en el ex cuartel de detención y tortura Providencia hubo más de 200 personas que fueron torturadas en el transcurso de la dictadura, sin que haya habido, en esta tenue y acomodada democracia de los acuerdos, voluntad política para juzgarlos.
Como antecedente para la opinión pública, podemos señalar que durante todo el proceso de negociación para la entrega del sitio de memoria Providencia, nuestra Agrupación solicitó formalmente a organismos del Estado y a la actual oficialidad de Carabineros que colaborasen en la entrega de sus archivos internos para reconstruir la historia arquitectónica y represiva del lugar y sus agentes responsables, sin encontrar hasta ahora las respuestas que se requieren.
A 49 años del asesinato de Gumercindo Álvarez ,exigimos al Poder Judicial u organismos pertinentes, dar conocer los antecedentes públicos de todos los agentes, informantes del SICAR, que participaron en las redes de espionaje y comisión de delitos criminales en Antofagasta y la región. Solicitamos a la Corte de Apelaciones de La Serena elevar la condenas en primera instancia contra dos autores del crimen de Gumercindo Álvarez Pizarro.
Honor y Gloria para Gumercindo Álvarez Pizarro, por su valerosa resistencia a la dictadura.
A su familia, esposa fallecida, hijas e hijos, nietos y nietas que no alcanzó a conocer, nuestro apoyo y profunda admiración pese a la pérdida de su esposo, padre y abuelo
¡Gumercindo Álvarez, Presente!
Redacción 
Valeria Ríos Guerrero