Cada tercer jueves del mes de noviembre la UNESCO nos invita a celebrar el día Mundial de la Filosofía, una disciplina que sin lugar a dudas es parte fundamental para el ser humano.
La Filosofía nace en un contexto bastante especial, en la antigua Grecia, en condiciones económicas, políticas y religiosas bastantes especiales para esa época, donde se dice que el primer filósofo fue Tales de Mileto, el cual reflexionaba que el agua es el origen de todas las cosas que existen. Es decir, la filosofía nace pensando en la realidad, pero desde esa realidad, desde este contexto determinado, nunca desmarcándose de su espacio, y eso le da un valor intrínseco. Con el tiempo la filosofía fue centrándose en un pensamiento abstracto, al punto que sigue siendo incomprendida y hasta inútil. Justamente en este último concepto me quiero centrar, en lo in-útil.
En un mundo cada vez más inmediato, rápido, productivo y utilitarista, se hace necesario tomarse el tiempo de reflexionar, de detenerse cuando todos pasan de largo, de buscar caminos alternativos fuera de lo «normal» (recordemos que la filosofía desafía justamente lo normal), y en ese contexto uno podría decir que la filosofía no serviría para nada, porque justamente estaría en la vereda de lo in-útil, es decir, no tendría un fin «útil» para lo que la sociedad de hoy en día requeriría.
Una pregunta que siempre me hacen mis estudiantes es: Profe, ¿para qué sirve la Filosofía? A lo que respondo que: «No sirve para nada». Pero no sirve para nada, porque está mal planteada la pregunta, ya que no nos deberíamos preguntar ¿para qué sirve?, sino ¿qué es la filosofía? Es decir, no debemos atender a un carácter utilitarista, sino netamente esencial.
Un claro ejemplo de esto, es cuando nos enamoramos. Al enamorarnos de alguien no nos andamos preguntando ¿para qué sirve enamorarnos de esa persona?, sino que simplemente es, nace, fluye, no tiene un fin utilitarista, no tiene un para qué, sino un es… Y en ese sentido es que la Filosofía va contra el utilitarismo, porque va a la esencia misma de las cosas, del pensamiento, de la razón. No es que sirva para algo, sino que fluye, razona y se piensa a sí misma, no tiene una utilidad práctica (por lo menos en un inicio), sino todo lo contrario, rema contra toda una corriente de orden técnico, para ir a la esencia misma de las cosas.
Por esto, y por varias cosas más, es menester tener un día dedicado a la Filosofía, donde podamos detenernos a observar nuestro alrededor, de querer salir de nuestra caverna o zona de confort y de querer romper la fila de nuestra vida.
Hoy necesitamos más que nunca Filosofía, requerimos reflexionar sobre lo que vivimos, sentimos y sobre las diferentes cosas que nos pasan en la vida misma.
«Si este día la Filosofía logra sacarnos, aunque sea por un instante, del letargo en que nos mantiene sumidos nuestro sistema, ya habrá valido la pena celebrar su día».