Después de que el propio gerente, Mauricio Barraza, informara a los sindicatos que planea, en el marco de la transformación que experimenta Chuquicamata, reducir la dotación divisional con la salida de 1.700 trabajadores en el periodo 2018-2022 (un 36% de la dotación actual), la dirigencia sindical ha señalado que los trabajadores presentarán también una propuesta, porque el proceso demanda la participación de todos los actores.
La presidenta del Sindicato de Trabajadores N°2, Liliana Ugarte, dijo en el Mercurio de Calama que “la transformación es inminente, el cierre de la mina a rajo también, el tema es cómo y cuándo, el cuándo se pudo optimizar y no fue por el retraso y el sobre costo del proyecto que no se hizo, ahí la gestión ha sido deplorable. En el cómo se pueden conseguir mejores resultados con una gestión participativa; la transformación requiere de la concurrencia de todos los actores”.
En ese sentido, Liliana Ugarte dijo que “falta nuestro aporte (el de los trabajadores), sobre todo porque siempre hemos agregado valor al negocio. Estamos trabajando en un plan B para producir y aportar al estado de Chile durante la transición de mina a rajo a subterránea, asegurando empleablidad para nuestra gente y sustentabilidad para Codelco, porque si hay alguien que ha defendido a la empresa de los depredadores hemos sido nosotros, los trabajadores”, apuntó.
Cabe señalar que la planificación de la administración considera que 1.500 trabajadores dejen la empresa por ajuste dotacional y 200 por incremento de la renovación por perfil de mercado. En tanto, 109 trabajadores de la Mina comenzarán el 14 de mayo su inducción en minería subterránea, por el proceso de reconversión.
Liliana Ugarte señaló además que este recorte de dotación traerá también un costo social para Calama, por lo que llamó a las autoridades locales a generar una alianza para minimizar el impacto de este proceso.
“En este punto, hago un llamado a las autoridades locales, esta transformación no solo tiene un costo económico y laboral; también tiene un costo social para una comuna donde somos los trabajadores de Chuquicamata, mayoritariamente, quienes vivimos y gastamos nuestros ingresos acá”, advirtió la líder sindical.
“Deberíamos ya estar construyendo una alianza para minimizar el impacto de esta transformación, garantizando el respeto a los derechos laborales, la necesaria compensación al medio ambiente, la comunidad y el futuro de Calama”, concluyó la dirigente.
Valeria Ríos Guerrero