Está bien lo que hizo el “paco” dijo mi tío, cerveza en mano, mientras esperábamos en la mesa que estuviera listo el correspondiente pescado frito con arroz, ensalada a la chilena y papas mayo de semana santa. “Es un momento emotivo, no puede faltar el respeto así, si yo hubiera sido él, hubiese hecho lo mismo”, remató.
A lo que se refería mi tío era al episodio ocurrido el jueves 6 de abril en un punto de prensa realizado en las afueras de la cuarta comisaría de Santiago. En ese lugar carabineros entregaría detalles sobre las pesquisas que se estaban realizando para dar con el paradero de los homicidas del motorista y cabo de carabineros Daniel Palma, asesinado de dos disparos en pleno rostro mientras se disponía a hacer un control policial.
La expectación y preocupación periodística no podía ser más alta, por lo que todos los medios masivos de comunicación se hicieron presentes mediante sus equipos de prensa. Dentro de este grupo se encontraba la reconocida periodista Paulina de Allende-Salazar, quién recientemente había tenido un lapsus en un despacho en vivo donde se refirió a Daniel Palma como “paco” en vez de carabinero, lo que corrigió un segundo después.
“Esa periodista no puede estar acá”, dijo visiblemente ofendido y molesto el general director de control de drogas e investigación criminal de carabineros, Álex Chaván. “No vamos a dar ninguna declaración mientras esa periodista este acá”, agregó.
Responsablemente Paulina de Allende-Salazar se retiró del lugar, asumiendo su error, pidiendo disculpas y recalcando que ella no era la noticia. La periodista no recibió apoyo alguno de sus colegas de canal, ni de la prensa que estaba en el lugar. De hecho, fue despedida de Megavisión casi inmediatamente.
El periodista Matías Vega, quién fue expulsado por el general el año 2017 de una conferencia de prensa, cuando Chaván era jefe del Departamento de Comunicaciones Sociales de Carabineros, salió en defensa de Paulina de Allende-Salazar y presentó un recurso de protección en contra del general (tal y como lo hizo hace cinco años), acusándolo de vulnerar el artículo 19, inciso 12 de la Constitución, referente a la libertad de informar sin censura. Matías ha sido el único periodista que ha llevado el incidente al plano legal, hasta el momento.
El año 2017 la Corte Suprema declaró ilegal lo realizado por el entonces jefe de departamento de comunicaciones sociales de carabineros, en contra del periodista.
Lo que hizo el general Álex Chaván la mañana del jueves 6 de abril, fue un verdadero lujo.
Interpuso su enojo y sensibilidad por sobre el momento crítico que se estaba viviendo, el cual necesitaba de cabeza fría y temple por sobre todas las cosas. Características que todo hombre que empuñe un arma y vista un uniforme pagado por el estado debe poseer. Más aún un general.
Un funcionario de estado no puede condicionar la entrega de información de carácter público a la prensa dependiendo si los periodistas que lo entrevistan le caen bien o mal, o lo hayan ofendido o no. Un general debe demostrar liderazgo y enfrentar la contingencia, no esconderse y entrarse cual niño amurrado cuando algo no le parece.
Que mi tío estuviera de acuerdo con el “paco”, como él mismo dijo, que se enojó porque le dijeron paco a un mártir de carabineros, me parece tragicómico y hasta entendible. Pero que un general de carabineros, con una condena de la Corte Suprema por censura, pautee a la prensa de manera tan directa y que a su vez cuente con el beneplácito de los medios, que poco y nada han criticado su actitud, me parece inentendible, intolerable y en extremo preocupante.
Si las cosas continúan por este camino, se vienen años muy difíciles y oscuros para el periodismo chileno.