El sitio que tiene una co-gestión entre la comunidad de Toconao y CONAF, ha estado cerrado al turismo desde junio de 2018, permitiendo que especies propias del sector vuelvan a habitarlo.
Importantes avistamientos de especies nativas se han registrado en el Salar de Tara, ubicado a 4.300 metros sobre el nivel del mar, dentro de la Reserva Nacional Los Flamencos, en la comuna de San Pedro de Atacama. Su biodiversidad única alberga diferentes especies de aves, como los flamencos de james (Phoenicoparrus jamesi), flamenco andino (Phoenicoparrus andinus) y chileno (Phoenicopterus chilensis), roedores como el chululo (Ctenomys fulvus), chinchilla de cola corta (Chinchilla chinchilla) y un mamífero muy especial y difícil de avistar, el gato del desierto (Leopardus garleppi).
Tara, además, es uno de los cuatro sitios RAMSAR que se han declarado en la Región de Antofagasta en el marco de la Convención sobre Humedales de importancia internacional. Este sector presenta un gran valor productivo, cultural, recreativo y científico como hábitat de flora y fauna, siendo especialmente relevante como área de nidificación, alimentación y descanso de aves migratorias.
Sin embargo, el turismo no regulado puso en peligro los ecosistemas presentes en el área, por lo que a la fecha se encuentra cerrado, restringiendo el uso público sólo a actividades de interés científico para estudios, monitoreos y labores propias de la administración de un área protegida.
Esta gestión se viene desarrollando en forma conjunta entre la Corporación Nacional Forestal (CONAF) con la comunidad Lickanantay de Toconao, y que deriva en la firma de un contrato de asociatividad para formalizar esta alianza.
Un lugar para la preservación ecológica y cultural
Siendo un lugar ideal para el estudio de fauna y flora, la presidenta de la comunidad de Toconao, Luzvenia Catur destaca la importancia que tiene para el pueblo, debido a los contextos históricos, culturales y patrimoniales que allí sucedieron.
«En este lugar se desarrollaron las primeras ocupaciones humanas desde hace 10.000 años aproximadamente. Otra importancia que tiene el salar para Toconao, es que es un lugar de ecosistema frágil, debido a la diversidad de fauna y área silvestre que tiene relación con la identidad del pueblo Lickanantay», indicó.
Debido al cierre de la unidad (Salar de Tara y Aguas calientes 1) para visitas turísticas desde el 2018 hasta la fecha, la corporación indica que se ha evidenciado un favorable aumento de poblaciones de flamencos mediante sus procesos reproductivos y de marchas nupciales. Es por ello que esta medida se ha mantenido hasta la fecha, en donde se lleva a cabo un programa de seguimiento mediante cámaras trampa, y que han arrojado interesantes resultados acerca de la restauración ecológica del sector, producto del declive de actividades antrópicas amenazantes al hábitat, como el registro del gato del desierto y chinchillas de cola corta.
De acuerdo a lo anterior, el jefe de la sección de conservación de la CONAF Antofagasta, Diego Sepúlveda, señaló que «es sumamente necesario mantener esta medida, ya que este sector presenta una gran biodiversidad sumamente frágil, y el cual alberga especies crípticas (baja probabilidad de avistamiento) y que cumplen un rol ecológico vital para el mantenimiento de estos hábitats, como los carnívoros».
Según monitoreos y censos realizados por la misma entidad, aumentó también la presencia de otras especies como vicuñas (Vicugna vicugna), zorro culpeo (Lycalopex culpaeus) y vizcachas (Lagidium viscacia). Esto, en sectores que anteriormente eran de alta frecuencia de turistas.
«Este sector es uno de los más importantes de la reserva, debido a que alberga una gran cantidad de especies, especialmente flamencos. Hoy en día estamos realizando diferentes actividades de investigación en el sector, relacionadas con estudios de flora, fauna y arqueología. El sitio está cerrado para el turismo, precisamente para poder generar estos estudios y posteriormente desarrollar nuevas planificaciones de la zona», comentó el administrador de la Reserva Nacional Los Flamencos, Roberto Cruz.
Contrato asociativo
El contrato se formalizó en diciembre del 2021, a dos décadas de la instalación de un modelo de gestión asociativo de CONAF con comunidades indígenas en la Reserva Nacional Los Flamencos, en un marco de colaboración y respeto mutuo a través del cual se trabaja participativamente en la generación de normas, planes y programas con pertinencia ambiental y cultural.
Tomando en cuenta la fragilidad de los objetos de conservación presentes en un área núcleo de la Reserva Nacional, este convenio enfatiza en la gestión colaborativa para la conservación y protección del sector, mientras que a futuro se podrá analizar la posibilidad de dar cabida a la gestión ecoturística operando un modelo de visita especializado, que enfatice en la conservación del patrimonio natural y cultural.
La Directora regional de CONAF Antofagasta, Anita Huichaman, comentó al respecto que «hemos mantenido un constante trabajo junto a la comunidad de Toconao y las áreas en las que tenemos una co-gestión. Nuestro objetivo es seguir potenciando la protección y las investigaciones en estos sitios, de la mano con las comunidades».
A pesar de que administrar este territorio puede ser complejo debido a la lejanía y las condiciones climáticas propias de una zona cordillerana, la comunidad atacameña, «ha mantenido una presencia constante y responsable a través del tiempo que se ha materializado en los constantes esfuerzos económicos, técnicos, logísticos y organizacionales que demuestran un interés efectivo y transversal de todos/as los toconares con respecto al Salar de Tara», finalizó Luzvenia Catur.
A continuación te ofrecemos una galería fotográfica con el hermoso paisaje que presenta el Salar de Tara, en la Reserva Nacional Los Flamencos, en la comuna de San Pedro de Atacama (imágenes: CONAF):