Mujeres que inspiran, avanzan y lideran un nuevo norte

Columna de opinión | 10 años de Lollapalooza Chile: «Comiendo tierra en casa ajena»

En tan solo una década, Lollapalooza se convirtió en el festival más importante de nuestro país. La decadencia del Festival de Viña, y los problemas de otras franquicias para posicionarse, no hicieron más que cimentar algo que el buen marketing ha sabido vender muy bien.

Pese a lo anterior, la celebración de los 10 años no estuvo exenta de problemas. La pandemia obligó a suspender dos veces la realización de su versión. Pero lo peor, sin duda, fue el cambio de lugar desde el Parque O’Higgins al Parque Bicentenario de Cerrillos.

La casa ajena

Para la producción, esta versión fue un completo “ensayo y error”, y así lo aseguran medios nacionales. La organización sufrió con el mayor problema que hoy tienen los grandes eventos de nuestro país: No hay lugares con las condiciones para el desarrollo de estas actividades.

Vamos por parte. El Parque Bicentenario de Cerrillos solo ofrece una estación de metro, aspecto fundamental para la llegada de los asistentes, quienes, con pulsera en muñeca, se dejan caer de manera parcelada durante la tarde; pero que, a la hora del cierre, generan atochamientos y problemas de seguridad por la aglomeración de personas.

Este nuevo escenario carece totalmente de la fauna que entregaba el recinto de la comuna de Santiago. El pasto sintético que cubrió la explanada de los dos escenarios más grandes, durante la segunda jornada ya era historia. La falta de espacios para escapar del sol también fue un problema. A esto se sumó la mala disposición de los escenarios, lo que llevó a que los sonidos se mezclaran por su poca distancia, o que, en algunos casos, llegar de uno al otro fuera una total travesía entre la tierra y el ripio del lugar.

Covid 19

Entre todo lo que significó esta versión, también fue una apuesta en términos sanitarios, siendo el primer gran evento masivo en el Chile “post pandemia”. Aunque en la teoría las reglas eran claras, pero en la práctica no fue tan efectiva. La falta de fiscalización al interior del lugar, las aglomeraciones, y el no uso de mascarillas, tendrán a los expertos de la industria a la espera de las próximas cifras Covid-19.

Artistas

En dos años el cartel de artistas fue mutando, dependiendo de la agenda de estos, y considerando las tendencias. Por ejemplo, hace dos años, era imposible considerar la presencia de Marcianeke o Doja Cat como artistas de mediana cartelera. Hoy son una realidad.

Los headliner por su parte, tanto Foo Fighters y The Strokes, son piezas seguras. De hecho, ya habían estado en versiones anteriores. Por su parte, la ganadora fue Miley Cirus, quien, con su talento, carisma y personalidad, logró echarse al bolsillo tanto a un público más juvenil, como también a aquellos que no se encontraban en sintonía con sus últimos trabajos.

Tomando el guante de Javiera Parra, se sigue considerando a los artistas chilenos como “carne de cañon”. Agendados en escenarios intermedios, y en horarios que no les acomoda. Tómese como ejemplo a Javiera Mena chocando con la ex Hanna Montana, o a Beto Cuevas, emocionado por volver a los escenarios, teniendo que cantar en un escenario B mientras Tai Verdes se presentaban en uno de los principales con un par de canciones que sonaron en Tiktok en pandemia.

Comiendo Tierra

Como leí por ahí, Lotus Producciones se lleva tarea para la casa. Más aún considerando la llegada de Primavera Sound. Aquí hay varios tópicos importantes, tomando en cuenta los altos valores económicos, por una experiencia incompleta y que por momentos carece de seguridad; el lugar de desarrollo y el mismo cartel de artistas, quienes, tras el marketing mainstream, son el verdadero corazón. Además, ¿seguiremos comiendo tierra en Cerrillos? Eso habrá que verlo.

By Daniel Gatica

Daniel Gatica es periodista y reside actualmente en Antofagasta.

Related Post