El Estado aún tiene compromisos pendientes con las diversidades trans en nuestro país. Así lo han advertido diversas organizaciones que han cumplido un rol fundamental a lo largo de los años para acompañar a las personas que se tratan por disforia e incongruencia de género, aportando en mesas de diálogo e impulsando distintas instancias.
Arcoíris Trans Antofagasta ha sido una de las organizaciones que ha trabajado en conjunto con el Hospital Regional de Antofagasta, logrando impulsar la Unidad de Identidad de Género en 2016 y desde 2018 cuentan con un protocolo de ingreso y tratamiento por disforia de género. Sin embargo, este protocolo no está implementado a nivel nacional, ya que solo lo poseen algunas ciudades como Talcahuano, Coquimbo, Valparaíso y Antofagasta.
Makarena Salles, presidenta de esta organización, es partidaria de que todas las regiones cuenten con su propio protocolo, “porque cada una tiene una realidad distinta, Santiago no es Chile”.
“Antofagasta tiene un protocolo que hasta el momento cuenta con 165 pacientes desde que se inició este, donde nosotras recibimos terapias hormonales, hay chicas a las que se les han puesto implantes mamarios y me atrevería a decir que es uno de los mejores protocolos que van quedando, que está funcionando al 100% y que hasta en pandemia funcionó”, agregó.
“La ley de identidad de género, 21.120, tuvo que haber salido con recursos, pero estos no salieron, porque si el Estado nos está dando un reconocimiento de una identidad, que la luchamos por 5 años en el Congreso, tuvo que haber salido con plata. Pero se supone que este 2021 se iban a destinar recursos para los policlínicos trans, pero resulta que nos enfrentamos con la pandemia y con eso a un recorte para cubrir muchas enfermedades, como el VIH, ahora todo es el Covid”, precisó Salles.
El tabú del género no binario
Morgan Pradena es una persona que se define como no binaria, lo que significa no identificarse como femenina o masculino, lo que ha significado que muchas veces asocien su aspecto físico con su identidad. Una realidad que debe enfrentar día a día por diversos motivos, como el cambio de nombre, porque “la ley de identidad de género no considera a personas fuera de lo binario, entonces, por ejemplo, tendría que esperar 5 años o armar una muy buena historia para convencerlos de que yo me llamo Morgan y me conocen así hace 5 años”.
“Desde la salud trans lo único que me molesta es que todo sea binario, hombre o mujer, siendo que hay mujeres con pene y hombres con vagina, como pasa también con las personas no binarias y también el no visibilizar a las personas intersexuales, que no son trans e igual es complicado”, finalizó Pradena.