La ciudadana francesa, Maud Neiro Vazquez, cumplirá tres años desde su llegada a Chile. A sus 28 años maneja cuatro idiomas, entre los que se encuentran el español, francés, portugués e inglés. En este tiempo se ha dedicado a enseñar su lengua natal en la Alianza Francesa de Antofagasta, donde, además de ser profesora, cumple con el cargo de gestora cultural. .
Maud conversó con Regionalista, y nos contó la manera en que adaptó su metodología de clases para facilitar la enseñanza online.
¿Por qué decidió enseñar idiomas?
Yo vengo de una familia binacional, mi mamá es francesa y mi papá es español, el tema del idioma siempre fue un gran tema en mi historia personal, nunca hubo solo un idioma en mi familia, hay hasta cuatro o cinco idiomas a veces en mi unión familiar, entonces, siempre me gustó mucho.
También es una buena forma de viajar, descubrí muchas cosas enseñando francés y durante mis estudios, es una dinámica que me gusta mucho. Las personas aprenden un idioma por varios motivos, porque es una herramienta de trabajo, por curiosidad o porque les permite mantener el cerebro activo. Entonces es muy interesante ver todos los perfiles, y porque es algo político también, en el sentido de que con un idioma vienen muchas cosas, una cultura, una historia, gente. Un idioma no es una cosa que habla, es gente que habla. Esa es mi mayor motivación.
¿Cómo ha sido el cambio de las clases presenciales a las clases online?
Fue muy tenso, primero porque no teníamos las herramientas, no sabíamos cómo hacerlo, nunca había dado clases online. Tuvimos que encontrar una solución para mantener a flote la alianza, porque es nuestra principal actividad.
La transición fue delicada y estresante, al principio la preparación de clases era un trabajo colosal, me demoraba como tres horas para elaborar una clase de una hora. Pero poco a poco, tuvimos muchas herramientas en la comunidad de profesores, hubo muchas capacitaciones, conferencias online y tutoriales que te enseñan a hacer las cosas, hay muchas herramientas sencillas, pero si uno no sabe ocuparlas, se pierde mucho tiempo.
¿De qué manera ha tenido que adaptar su metodología de enseñanza?
Ahora no tengo pizarra, no es algo fundamental, pero es una herramienta que ocupamos mucho en cursos de idioma. Ahora mi pizarra es un documento de Google, eso cambió mucho la dinámica dentro de la clase, porque el documento es colaborativo. Otra cosa que me gusta usar son los juegos, juegos de cartas, juegos de mesa, cosas así, y eso ya no es posible. Entonces tuvimos que cambiar los juegos por cosas online, pero hay herramientas para eso, hay aplicaciones, ocupamos tiktok, Instagram, kahoot, ese tipo de cosas para sustituir la dinámica lúdica.
Lo que complica un poco es cuando quieres hacer trabajos en dupla, se pierde mucho tiempo en eso. En Zoom uno puede generar grupos, pero haciendo los grupos, saliendo y volviendo a la sala principal, se pierde mucho tiempo, no es algo que ocupe mucho. Pasamos por otras herramientas, por ejemplo, Whatsapp, lo ocupo mucho con mis alumnos, les doy una tarea y después me tienen que enviar una captura de la conversación.
¿Qué tan difícil es enseñar Frances por internet? ¿Qué ventajas y desventajas tiene?
La primera desventaja es la conexión a internet, claramente. Como tres veces se me ha cortado la conexión y no tenía cómo hacer mis clases. También la pantalla. Yo termino con dolor de cabeza, además de estar sentada todo el día. Antes daba mis clases de pie y me sentaba cuando me cansaba y hoy estoy sentada todo el día y no me puedo mover.
¿Ha notado un cambio en la participación o aprendizaje de los estudiantes?
Sí, claro. En un curso de idiomas el punto es hablar, y ahora la primera cosa que hacen los alumnos cuando se conectan es poner su micrófono en mudo, entonces esto es una gran problemática. Es importante, porque hay personas que tienen bebés, perros, obras en la calle. Está bien, pero obviamente tiene un impacto en la interacción.
Pero, yo animo a un curso de conversación, somos ocho personas y todo el mundo tiene que hablar, uno va repartiendo quién y cuándo habla, y la gente tiene que manifestar, van hablando por orden, entonces la interacción es más estructurada, más rígida de una cierta forma. Entonces es menos espontanea, perdimos un poco de espontaneidad
¿Cómo ha afectado esta modalidad a su vida personal?
Prácticamente ya no salgo de casa, estoy muy dependiente de todo lo que es tecnológico. Hay puntos positivos y negativos. Mis clases me dan un ritmo esencial, si no las tuviera estaría totalmente perdida, tengo una estructura y una rutina cotidiana muy interesante y buena para mí. Ahora, a pesar de tener horarios, también no tengo horarios. Es decir, me levanto en la mañana, abro la computadora y lo cierro en la noche, a veces a medianoche, y no es porque este viendo series, es porque trabajo.
Desde que entramos al confinamiento y que la alianza francesa cerró al público, estoy trabajando todos los días, todas las semanas, no estoy haciendo más que trabajar y estudiar. No es algo malo para mí, me gusta, pero a veces pienso y me digo, a lo mejor debería frenar un poco y hacer otras cosas para cambiar de aire un poco, pero es algo muy difícil que no logro hacer, porque tengo mi escritorio ahí y tengo mi check list, veo cosas que no están hechas y quiero hacerlas ya. Eso es lo más complicado, ya no hay un antes y después del trabajo.