Dr. (c) Marco Felipe Ascencio Otárola
Profesor de Derecho Administrativo
Escuela de Derecho UCN Antofagasta
La globalización puede ser descrita como la cada vez mayor integración de todos los países del mundo como consecuencia de la apertura de fronteras y estandarización de normas jurídicas, lo que acarrea un aumento en el volumen y en la variedad del comercio internacional, reducción de costos de transportes, intensidad en la inyección internacional de capital, crecimiento de la fuerza mundial de trabajo y la acelerada difusión mundial de la tecnología, en especial las comunicaciones.
Independiente de la noción de globalización que adoptemos, las pandemias -como el Covid19- siempre han estado presentes en nuestra historia. Cuestión no menor para los sistemas financieros, que por estos días ven caer los instrumentos de inversión de manera estrepitosa en las bolsas de comercio, de paso afectando, cuál infección, los fondos de pensiones.
Paul Samuelson, premio Nobel de economía, el año 1974 analizó y descubrió que, a largo plazo, la mayoría de los inversionistas profesionales no obtenían beneficios en el mercado, lo cual es bastante embarazoso para la industria de inversiones. Y, aunque algunos inversionistas ganan dinero, su teoría muestra que las buenas rachas o épocas de ganancias no duran mucho.
En el ranking Forbes 2020 aparece Warren Buffet en el cuarto lugar con la modesta fortuna de 67.7 billones de dólares (le faltan sólo 47 billones de dólares para alcanzar el top one que pertenece a Jeff Bezos, propietario de Amazon), quien en los días de estreno en el cine de Star Wars (1977), presta atención a los artículos publicados por Samuelson. De lo anterior da cuenta la carta de Buffet a su mujer en la que le aconseja cómo invertir cuando él muriera. La instrucción es: escoge la inversión más mediocre que puedas imaginar.
Puede sonar extraño, pero no es así, a lo que Buffet se refiere es a los fondos cotizados. Los fondos cotizados implican invertir en el mercado en su conjunto de forma pasiva, pero comprando un poco de todo (diversificación de las inversiones, lo que permite reducir el riesgo). Buffet lleva poco más de 40 años en esa senda.
Ahora bien, de los fondos cotizados y otros instrumentos, gracias a Samuelson (en parte), surgen los derivados financieros. Estos últimos pueden ser tomados como instrumentos jurídicos de riesgo, en términos simples, significa que los derivados permiten a los inversionistas concurrir al mercado financiero al largo o corto plazo, respecto de activos, como las acciones, admitiendo especular sobre si el precio de estas subirá o bajará en el futuro.
Una propuesta para la mejora a las AFP’s pasa por aprovechar al máximo las posibilidades del sistema financiero. Cada trabajador paga una cotización obligatoria y además una comisión por la administración de dichos fondos. En particular, de la comisión por administración, las AFP’s deberían invertir en estos instrumentos de riesgo, tanto a la baja o alza, de manera que queda a resguardo, tanto los fondos individuales de cada trabajador como las utilidades del administrador, en un sistema donde todos ganan. Además se debe priorizar la inversión nacional en fondos cotizados, lo que permitiría acceder a financiamiento a sectores económicos alicaídos a un menor costo que el financiamiento bancario.
Estaría faltando la voluntad política; economistas que entiendan la naturaleza de la seguridad social y juristas que comprendan los mercados financieros y el rol social que cumplen.