Columna de Esteban Velásquez: Mejillones y su bahía, una herida que sangra permanentemente

Fotografía: Marion Esnault (http://www.marion-esnault.com/)

Por Esteban Velásquez N.
Diputado por la región de Antofagasta

Hoy las explicaciones sobran, ya no es posible que el puerto de Mejillones y su bahía sigan sufriendo descalabros medioambientales, casi como una herida que sangra permanentemente y que por medio de parches pretende curarse.

En la última década Mejillones ha sido concebido como el resumidero de una industria voraz, que sin importar las consecuencias medioambientales, opera con un traje a la medida que no considera el entorno natural y que hoy “usa a la bahía” como un vertedero, mientras éste le sea útil.

Cada vez que ocurre un llamado “incidente”, las soluciones de parche llueven y las también las “prebendas” que las empresas corren a entregar en ciertos sectores para acallar las voces aún decentes que defienden las bendiciones de la naturaleza. Varias toneladas de cargas de carbón vertidas al mar es el último hecho, pero esto es parte de otras calamidades: Casos como derrames de petróleo, amoniaco, hidrocarburos, trabajadores intoxicados y un largo etcétera atribuido a las grandes empresas que operan en el puerto.

Luego de las investigaciones aparecen algunos sumarios que terminan en nada o con multas que resultan ofensivas para la comunidad. Los marcos regulatorios medioambientales no dan cuenta que este ecosistema está saturado por decenas de empresas, y que cada una por separado pasa por el cedazo sus autorizaciones o calificaciones, pero que en su conjunto han matado este otrora bello paraje. Lejos, muy lejos del desarrollo sustentable está la voracidad de estas industrias.

Hoy es necesario que el Estado de Chile, a través del Gobierno, se proponga descontaminar este territorio y se inicie la Recuperación de toda la Bahía, desde sector Rinconada hasta Chacaya.

Mejillones es una herida de la región que se desangra; ante un silencio cómplice del Estado al que pareciera solo importarle la producción de la industria. Esta fractura social que duele desde octubre, tiene en la región de Antofagasta una serie de otras heridas sociales como Mejillones y su bahía.

Hoy decimos con más fuerza: “A recuperar desde Rinconada a Chacaya”. Ya no más, nunca más. Dios nos entregó bendiciones en el mar y desierto, que este sistema neoliberal abusivo ha transformado en castigo. De aquello los nortinos ya no seremos más los buenos samaritanos.

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