Por Esteban Velásquez
Profesor y diputado por la región de Antofagasta
Que esta Noche Buena, en la inmensidad del Norte Andino, sea una nueva ocasión para mirarnos y reencontrarnos con los principios más nobles de la Familia de Belén. Es una nueva oportunidad para alejarnos de la hipocresía, de las trampas y el servilismo en favor de los poderosos e incluso, muchas veces, a favor propio.
En las últimas ocho semanas hemos aprendido a palos y espero que más temprano que tarde aprendamos desde la palabra que no siempre queremos escuchar. Sintamos el sabor del pan de pascua o una tostada, un cola de mono o una taza de té. Este Cristo que hoy vuelve a nacer nos quiere más sencillos, con menos calculadora; que esos tiempos mejores verdaderamente podemos construirlo desde nuestras convicciones y corazones.
En esta navidad no todas las familias podrán celebrar, por distintos motivos, entre otros aquellas familias cuyos seres queridos han partido, han sido torturados, abusados, mutilados. A las cientos de miles de familias que han estado en las calles pacíficamente levantando la voz, sufriendo represión y fuerza innecesaria, vaya el reconocimiento y admiración, porque al ejemplo de la navidad en que Dios le dio a la humanidad a su único hijo, ellas se han donado a sí mismas a la sociedad chilena.
Que esta navidad sea diferente, que el sentido sea diferente para todos los ciudadanos y las autoridades, porque el ejemplo de entrega de Jesús que en este tiempo recordamos, es un ejemplo de verdadero servicio. No estamos llamados a hacernos servir, sino a ponernos nosotros al servicio de los demás. Si verdaderamente el niño Jesús nace en nuestro corazón, se irá sin dudas la hipocresía, el egoísmo, el egocentrismo; y así se comenzará un mejor año, uno nuevo sobre las bases de una sociedad más justa, más inclusiva, menos abusiva.
Y que esta navidad nos fortalezca, porque Calama y nuestra región no descansarán hasta alcanzar la dignidad. Todos unidos por un solo norte.
Valeria Ríos Guerrero