La Consejera Regional por la provincia El Loa, Sandra Pastenes, pidió en la última reunión plenaria del Core, que se solicite la instalación de un Centro Oncológico en la ciudad de Calama, idea que contó con el respaldo de los Consejeros Regionales.
«La instalación de un Centro Oncológico en la ciudad de Calama, no solamente es una necesidad, sino una oportunidad, considerando que existen condiciones para tales efectos y que la demanda de atención no está resuelta en el Centro Oncológico de Antofagasta. Por una parte, tenemos un hospital público donde es factible tramitar una unidad oncológica», comentó Pastenes.
«Pero por otro lado, para obtener resultados en el corto plazo, existe la siguiente alternativa vinculada al Hospital del Cobre: Cuenta con una unidad de quimioterapia que ya fue revisada y se identificaron los ajustes necesarios para que pueda ser certificada por la Seremi. Además, existe convenio vigente entre Salud y el Hospital del Cobre, por lo cual pueden acceder a tratamiento beneficiarios FONASA», agregó.
La Consejera precisó que para hacer viable esta última opción, desde el Centro Oncológico del Norte ubicado en Antofagasta, «se puede enviar una vez a la semana un oncólogo y un paliativista, a trabajar en la unidad que se instalaría en el Hospital del Cobre».
Considerando lo anterior, Pastenes solicitó acuerdo del pleno para convocar a una reunión con el Subsecretario que visitará Antofagasta el próximo 6 de septiembre, con el fin de conversar este tema: «A dicha reunión debiese invitarse al Director del Hospital del Cobre (Aldo Zárate) y al Gerente del mismo (Juan Pablo Ducos). También, y muy importante, es la presencia del Director del CON y Coordinador de la macrozona, Doctor Ricardo Baeza y el Director Regional de Salud de Antofagasta. Resulta también necesaria la presencia del Intendente de la Región», recalcó.
En opinión de la representante de la provincia El Loa, es necesario trabajar en paralelo un proyecto para abordar el tema en el Hospital Carlos Cisternas de Calama.
«Necesitamos aliviar el problema en el corto y mediano plazo. Tenemos el deber ético y moral de contribuir a liberar de la sentencia de muerte, a personas que no han cometido ningún delito, solamente tienen la condición de vivir en una zona de sacrificio en la que la impresentable desidia del Estado nos condena a morir. Particularmente, a aquellos que no tienen recursos para detectar y tratar a tiempo el cáncer», concluyó.