Pronto a concluir se encuentra el juicio en el que se acusa a dos Carabineros de Antofagasta de torturar y cometer vejámenes contra un menor de edad, hechos ocurridos el año 2014 y que impactan por la crueldad de los tratos. En el caso, además de la fiscalía, son parte el Instituto de Derechos Humanos y el querellante particular en representación de la víctima y su familia.
Regionalista.cl accedió al relato que da cuenta de la dramática situación que vivió el joven hace 5 años. No sólo la fractura en su nariz quedó como recuerdo de ese día, pues hasta el día de hoy persisten graves secuelas psicológicas.
Los hechos se remontan al 13 de abril del año 2014 en horas de la tarde. Ese día R.S., de 17 años, se encontraba en la Plaza Sotomayor de Antofagasta, celebrando la obtención del campeonato número 30 de Colo Colo, su equipo de fútbol favorito.
Según la acusación, el menor fue detenido por personal de Carabineros por su supuesta participación en desórdenes en la vía pública, siendo esposado y subido a un vehículo policial. Luego fue trasladado hasta el Hospital Regional para cumplir con el procedimiento de constatación de lesiones.
Una vez en las instalaciones del centro asistencial, en momentos en que el joven baja del vehículo, el Teniente de Carabineros Luis Arias Arellano lo arrojó al piso y comenzó a refregar su rostro contra el suelo, con su pie y rodilla, para luego amenazarlo: «Quédate tranquilo, porque en la Comisaría te va a ir peor», le advirtió.
Tras esta primera agresión, el menor es llevado por un pasillo del hospital por el funcionario Arias Arellano, acompañado de otro Carabinero identificado como Julián Minio Morales. En ese lugar, ambos funcionarios comenzaron a golpearlo con patadas en su cuerpo. Desesperado, R.S. trató de levantarse, momento en que Arias Arellano lo tomó del cuello, apretándolo fuertemente, al parecer procurando asfixiarlo. Luego lo soltó y lo lanzó al suelo.
El trato degradante no se detuvo ahí. El menor es trasladado posteriormente hasta un box médico del recinto, donde los policías comenzaron a burlarse sobre su equipo de preferencia. Luego, el funcionario Arias dibujó la letra «U» en el brazo del joven, señalando que ese era el único equipo que valía la pena.
R.S. nada pudo hacer, ya que se encontraba inmovilizado de ambos brazos, esposado a las barandas laterales de cada lado de una camilla, debiendo soportar, además, golpes en su rostro.
Al lugar llegó una doctora que estableció que el menor tenía una lesión en su mano derecha (producto de una caída sufrida durante la mañana mientras practicaba skateboard), por lo que dispuso tomar radiografías. Tras el procedimiento, el joven regresó al box de atención médica, donde viviría momentos de terror.
En ese momento los funcionarios médicos salieron del box y al lugar llegó nuevamente el oficial Arias con otros dos policías. Ahí comenzaron nuevamente las burlas y el trato humillante. «¿Le pego o no le pego a este colocolino cochetumadre?», preguntó Arias, a lo que el carabinero Minio respondió: «Hágalo cagar no más mi Teniente».
En ese momento la víctima se encontraba esposada, con las manos en la espalda y sin defensa alguna, sin siquiera poder proteger su rostro, momento en que recibe un fuerte golpe de puño en su nariz, cayendo hacia atrás en la camilla y empezando a sangrar de inmediato.
En ese instante regresó la doctora, quien reprochó duramente a los Carabineros: «No le pueden pegar a un menor de edad. Este es un recinto hospitalario y además el joven está esposado».
«Que te metí’ vos», le respondieron los uniformados y luego corrigieron sus palabras: «Qué se mete usted».
En ese momento la facultativa llamó al padre del menor para informar lo que estaba ocurriendo. Luego, realizó una segunda constatación de lesiones. El diagnóstico fue claro y estableció que se trató de una fractura nasal: «Durante su estadía en box VE, pacientes y personal presencian acto de violencia por parte de Carabineros hacia el detenido, encontrándose este esposado. Se comunicará de la situación al jefe de turno», indicó el documento firmado por la doctora.
Finalmente, el menor queda solo nuevamente con los funcionarios policiales, ocasión en que les pide permiso para ir al baño. Sin embargo, Arias y Minio no se lo permiten, por lo que el joven no pudo aguantar y terminó defecando y orinando en sus pantalones, en medio de las burlas de los policías.
Al llegar el padre de la víctima, los policías le impiden el paso y lo envían a la Comisaría. Sin embargo, tras un nuevo llamado de la doctora, regresa al recinto y solo tras la intervención del personal médico logra ingresar. En ese momento el oficial Arias deja en libertad al menor.
Ahí comenzó un intento de los policías por justificar la detención de R.S., acusándolo de haber escupido a una funcionaria, lo que posteriormente fue totalmente desmentido por otra carabinera.
Producto de las agresiones descritas, el menor resultó con policontusiones, excoriación facial, fractura nasal, trastorno de estrés post traumático moderado y crónico y secuelas psicológicas.
En el proceso que se desarrolla en el Tribunal de Juicio Oral en lo Penal de Antofagasta se encuentran ambos funcionarios acusados por el delito de torturas o apremios ilegítimos, previsto y sancionado en el Artículo N° 150 A del Código Penal. La parte querellante solicitó que se les aplique una pena de 7 años de presidio mayor en su grado mínimo e inhabilitación absoluta perpetua para ejercer cargos públicos.
Regionalista.cl intentó obtener la versión de los imputados mediante sus equipos jurídicos. Sin embargo, una de las abogadas respondió que su defendido había guardado silencio durante el proceso y la otra defensora no respondió a las consultas.