El Big Data se refiere a la problemática derivada del manejo y administración de grandes volúmenes de datos, como aquellos entregados tras la observación del universo o la gran cantidad de información de los usuarios de las redes sociales. Pues bien, la misma lógica se extiende al desafío no solo de almacenar datos de salud, sino de cruzarla para desarrollar una salud predictiva, y por ejemplo, anticipar así riesgos de cáncer gástrico en un grupo familiar o en una etnia, permitiendo caracterizar de mejor modo el perfil de los pacientes.
Estas nuevas fuentes de información pueden, de forma segura y privada, habilitar un vínculo no presencial con los pacientes. Unido a iniciativas de telemedicina, investigación y estadística demográfica, el data science avanza en nuestro país hacia un nuevo paradigma en salud, respondiendo a realidades como la brecha de acceso y la escasez de especialistas distribuidos en Chile.
Para el doctor Daniel Capurro, especialista en Medicina Interna y doctor en informática médica, expositor en el próximo Congreso Chileno Anual de Gastroenterología, organizado por la Sociedad Chilena de Gastroenterología (SCHGE) entre los días 27 y 30 de noviembre, la tecnología en salud trasciende a la telemedicina, y hoy gracias al aporte del data science y el machine learning, proyecta un mejor análisis estadístico con miras a la salud preventiva.
El especialista en informática médica explica que el Big Data en salud se asocia al concepto de las «4 V», en cuanto a los datos que maneja: volumen, variedad, velocidad y veracidad. De este modo, no solo los sistemas de información clínica o la ficha médica electrónica, sino registros electrónicos, redes sociales y sistemas de asistencia social, previsión y seguros, podrían complementar un perfil más acabado de cada persona, lo que sería de gran utilidad, en opinión de Capurro, en caso de una persona accidentada o inconsciente, o de una persona con otro idioma o discapacitado para comunicarse, entre muchos otros escenarios de atención o consulta.
«Esta nueva visión de Big Data se relaciona con toda esta masa de datos provenientes de distintas fuentes, recolectada a través de múltiples medios y canales. Redes sociales, compra online, visitas de navegación en la web, podrían informarnos de manera más precisa sobre lo que está ocurriendo con el fenómeno de la salud. En Chile, en este aspecto, las líneas de experimentación e investigación ya están sacando provecho del Big Data», asegura.
Estudios de algunas universidades chilenas ya utilizan la información de twitter para entender los fenómenos de consumo de drogas y tratar de correlacionar datos con la encuesta nacional de drogas; o bien, demostrar que a mayor colaboración, los pacientes suelen tener mejores niveles de hemoglobina glicosilada, considerado un indicador de grado de compensación en pacientes diabéticos.
Para el especialista en informática médica, el desafío estaría en la interoperabilidad. «Debemos lograr que la información clínica, que se recolecta en un hospital público A, puedes encontrarse con la información clínica de un segundo hospital B, público o privado. Ese objetivo aún no está resuelto y tiene varias aristas, como los estándares comunes de información y el crear una base nacional de pacientes, para poder identificar y seguir, inequívocamente, a todo paciente, sea chileno o extranjero residente», puntualiza Capurro.
En el ámbito de la gastroenterología, actualmente se están evaluando las ventajas de la Inteligencia artificial, tecnología que utiliza la capacidad de manejo de un gran número de datos además de la capacidad predictiva de los software de reciente desarrollo, para detectar el cáncer gástrico en etapas muy tempranas, mediante el aprendizaje del sistema a través de la revisión de un gran volumen de imágenes con estas lesiones y la posterior evaluación en tiempo real de las imágenes endoscópicas obtenidas en pacientes, que se realizan el examen en forma preventiva o por síntomas.
Experiencias recientes y aún en etapa de investigación han mostrado que equipos endoscópicos programados con esta tecnología han aumentado la capacidad de detección de cánceres gástricos, comenta el Dr. Pablo Cortés presidente de la Sociedad Chilena de Gastroenterología (SChGE).
Un área más consolidada es la Teleeducación y Telegastroenterología. Para el Dr. Cortés, «encontrar un cáncer gástrico en etapa avanzada es una gran derrota y lo que esperamos, tanto en teleducación como el telegastroentereología, es acelerar los índices de diagnóstico temprano, para mejorar las oportunidades de los pacientes». Chile ya cuenta con un largo trayecto de teleeducación en gastroenterología con Japón; y si bien el país nipón tiene el doble de diagnósticos de cáncer gástrico que Chile, lo relevante es que sus detecciones son tempranas y por ende la mortalidad es muy baja, cifras que podríamos revertir con mejores protocolos y técnicas. A modo de referencia, en Chile existe un 10% de sobrevida a los 5 años de diagnosticado este tipo de cáncer, mientras que en Japón; la sobrevida alcanza un 80% en el mismo periodo.
El doctor Capurro destaca la importancia de que un experto en un centro de referencia pueda enseñar a otro ubicado en un centro donde hay menores conocimientos, como podría ser el provecho de la endoscopía, así como el telediagnóstico a través de la discusión de imágenes o la teleconsulta.
«Es crucial comprender que los pacientes pasan la mayor parte del tiempo fuera del sistema de salud, incluso pacientes crónicos con enfermedades muy complejas. Entonces, hoy debemos pensar cómo la información recolectada a través de otras fuentes, como son sensores en pulseras o teléfonos inteligentes, interacciones a través de redes sociales o interacciones a distancia; podría ser usada para evaluar la adherencia, evolución, y calidad del tratamiento de nuestros pacientes», concluyó.