El debate y las declaraciones tras las desafortunadas palabras de dos miembros de la directiva de la Asociación de Funcionarios Académicos de la Universidad de Antofagasta (AFAUA) continúan.
Cabe recordar que el lunes 28 de mayo, mediante un comunicado, Douglas Fuenteseca y Eliseo Martínez, presidente y secretario de la organización respectivamente, cuestionaron las demandas feministas y calificaron como caza de brujas a quienes denuncian casos de acoso en la casa de estudios (leer nota).
Tras este hecho, una serie de organizaciones y personalidades han criticado duramente la declaración, desde la tesorera del gremio académico, pasando por dirigentes estudiantiles y más de 50 académicas del plantel.
Quienes también han alzado la voz son las estudiantes y mujeres que conforman la Facultad de Ciencias del Mar y Recursos Biológicos de la Universidad de Antofagasta.
A continuación publicamos en extenso su declaración:
«Respuesta de FACIMAR a declaración de AFAUA
A la comunidad que conforma la Universidad de Antofagasta, Asociación de Funcionarios Académicos y a toda la comunidad universitaria de Antofagasta.
Dado que la carta o comunicado emitido por la Asociación de Funcionarios Académicos de la Universidad de Antofagasta ha provocado diferentes reacciones dentro y fuera de nuestra comunidad, nosotras como estudiantes y mujeres que conformamos la Facultad de Ciencias del Mar y Recursos Biológicos de la Universidad de Antofagasta hemos tomado la determinación dar una respuesta, haciendo uso de nuestro derecho a libre expresión y nos hacemos cargo de cada una de las palabras de esta carta.
Las Brujas de Salem, obra de ficción escrita por Arthur Miller en 1952 como una alegoría a la represión de los años 50, no es más que una historia de ficción, pero nosotras como estudiantes universitarias hemos decidido ir un poco más lejos. Primero señalar que la obra de Miller se basó en un evento real que fue causado por la obsesión del pueblo por el puritanismo, Los Juicios de Salem que ocurrieron entre 1692 y 1693 donde se condenó a un grupo de mujeres que estaban por lejos de ser brujas. Pero si retrocedemos más aun en el tiempo, podemos encontrar textos tan atemorizadores como el Martillo de las Brujas (Malleus Maleficarum. 1487), el cual fue el tratado más difundido en cuanto a temas de brujas y aportó a la histeria colectiva a la que hace referencia Milles en su obra Las Brujas de Salem, texto que se escribió 200 años antes de Los Juicios de Salem y que en su momento fue tan popular como la Biblia y que hoy en día se puede comprar en librerias u online.
Este libro fue un catalizador para la histeria colectiva de la cacería de brujas. Este texto ponía énfasis en que las mujeres eran criaturas inferiores, débiles y fáciles de manipular por el diablo, que su sexualidad era un peligro que iba en contra de lo promulgado por la iglesia cristiana, que eran un mal necesario, ya que solo debían ocuparse las mujeres para la reproducción.
Con los años se interpretaron segmentos del Martillo de las Brujas de formas extremas con tal de someter al pueblo pagano o de creencias aún paganas al cristianismo absoluto. Así es como se capturaron, acusaron, torturaron y asesinaron a miles de mujeres, curanderas, agricultoras, artesanas, mujeres de letras y mujeres incultas, aristocráticas y pobres, mujeres enfermas, mujeres niñas, mujeres ancianas.
Tomar conciencia de eso a todas nosotras nos deja sin aliento y sin palabras. Es inevitable que no nos inunde la tristeza como mujeres de ciencias que somos, ya que una cantidad no menor de mujeres que fueron perseguidas en esa época, fueron mujeres que participaban en los albores de la ciencia en áreas tales como botánica, medicina, veterinaria, química, física, biología, matemática, astronomía, etc.
Hoy en memoria de todas aquellas mujeres es que decimos sin miedo SOMOS LAS NIETAS DE TODAS ESAS BRUJAS QUE NO PUDISTE QUEMAR. Ser mujer en el mundo científico es difícil, pero desde la Facultad de Ciencias del Mar y Recursos Biológicos de la Universidad de Antofagasta, decimos fuerte y claro que aquí estamos en pie de lucha.
Fueron siglos de persecución y castigos injustos para las mujeres y que Arthur Miller utilizó para retratar el absurdo de una sociedad idiotizada ante un ideal. Pero la caza de brujas en pleno siglo XXI persiste. Eso lo podemos ver en la cantidad de historias escalofriantes que salen de las bocas de estudiantes, docentes y personal administrativo y no administrativo de las distintas casas de estudios del país, que muchos callaron por mucho tiempo por miedo a ser enjuiciados, señalados, identificados, expuestos.
La caza de brujas aún sigue donde estas situaciones de violencia y abuso de poder no tienen visibilidad, sino que se ocultan tras frases tan conocidas como “solo es una exageración”, “¿Para qué se expuso?”, “si sabe como es de escandaloso/a”. O tomando acciones concretas tales como desvincular a la víctima del ambiente universitario, pero no al victimario, creación de conductos regulares que no llevan a nada en concreto o hacer conductos regulares tan burocráticos y de tal exposición que ninguna persona ni en el mejor estado mental después de un abuso estaría dispuesto a seguir.
Sin contar además que a las víctimas se le deja a su suerte sin asistencia, apoyo o resguardo. En casos donde se involucran instituciones externas como un juzgado la universidad se ve en la obligación de realizar malabares poco efectivos para poder acomodarse a lo que esta autoridad externa señala. La universidad no cuenta con protocolos claros y efectivos para esos casos, como lo ve la comunidad de estudiantes de esta facultad. La universidad no está preparada para afrontar casos de abusos, siendo que son eventos que han pasado de forma histórica y que se tiene conocimiento a través del “secreto a voces” y quedando impune el abusador y la victima por lo general señalada.
Estimada comunidad en general, a muchos les preocupa que esto se transforme en una cacería de abusadores o potenciales violadores. Esperamos que muchos académicos se estén cuestionando la forma en que se acercan a sus estudiantes y se los agradecemos, aunque no los conozcamos, ya que, si se cuestionan algo tan básico, es una pequeña luz que podría llevar a un cambio positivo dentro de nuestra comunidad.
Nosotros como estudiantes de esta facultad estamos haciendo un arduo trabajo en tener estos temas de acoso, abuso, violencia y vejámenes como temas vigentes y los estamos normalizando en nuestras conversaciones diarias entre compañeros. Queremos y necesitamos con urgencia un protocolo interno, textos informativos y vías rápidas de acceso a las autoridades pertinentes dentro de la universidad, que abarque todos estos temas de abuso. Queremos crear un ambiente propicio para la igualdad dentro de nuestra universidad, de respeto y compañerismo, que esté lejos de ser como el infame texto de El Martillo de las Brujas.
Invitamos a todos los académicos y al personal no académico de esta universidad a no restarse de la discusión que se está dando en las distintas facultades. Su punto de vista y experiencia es importante a considerar, para que nosotros como estudiantes también podamos exigir la misma protección ante el abuso, acoso y violación para ustedes.
Las acusaciones pueden ser variadas, de todo tipo y con todo tipo de intención, pero debemos construir una institución fuerte que pueda ser efectiva con los casos reales y pueda diferenciar aquellos que van fuera de lugar. Tenemos una tarea enorme como comunidad e institución, por eso hacemos un llamado a toda la comunidad universitaria para que se una a este movimiento feminista y construyamos en favor de todos nosotros.
Atentamente
Las mujeres estudiantes de la Facultad de Ciencias del Mar y Recursos Biológicos de la Universidad de Antofagasta».