Columna: La agonía de las AFPs

La discusión del proyecto de ley que permitiría a los trabajadores retirar hasta el 10% de sus ahorros en las AFP para apoyar a la ciudadanía en momentos de pandemia mundial, es un indicador claro de la caída del nefasto sistema de pensiones chileno, abriendo las puertas a un sistema de reparto tan anhelado por todo el país.

Enfrentada a la extinción del sistema de AFPs, la clase empresarial y la derecha chilena están estupefactas. Realizando campañas con personajes emblemáticos de la derecha en televisión e internet, para disuadir a la población de apoyar el proyecto de ley, llegando incluso a trucos políticos de gran bajeza como es el hostigamiento a los 13 diputados que aprobaron la moción siendo de coalición de gobierno. Incluso existen acusaciones de cohecho en donde señalan la existencia de ofrecimientos de cargos públicos y otros, a cambio de la modificación del voto.

En Chile no se conoce un sistema de seguridad social y se nos ha dado a entender que el dinero cotizado le pertenece a una empresa y no a sus afiliados. La pensión universal que debiera estar garantizada por el Estado, no llega a toda la población y su monto es sustancialmente inferior al sueldo mínimo, piso que debiera estar asegurado por el Estado en la ya conocida pensión básica solidaria. En el actual sistema de capitalización, entregamos nuestras cotizaciones por todos nuestros años laborales a una empresa, que supuestamente haría aumentar nuestros montos de jubilaciones, pero que en definitiva son dineros que controlan estas empresas y que han terminado generando obscenas ganancias a estos exclusivos grupos a costa de la población chilena.

Este sistema privado de jubilación es uno de los bastiones fundamentales de la dictadura cívico militar junto con la constitución que a su vez protege este sistema, por lo que al caer uno, el otro muere de forma inevitable. Es ahí el temor de la derecha en Chile, se cae el sistema que soporta las injusticias, valida las desigualdades y fundamenta sus ideologías políticas. Las terribles repercusiones de este modelo se pueden visualizar no solo en los bajos montos de las jubilaciones de los chilenos, sino que también en el uso inadecuado de este sistema privado para beneficiar a un grupo político empresarial en particular.

Asimismo, las AFP han normalizado la entrega de información distorsionada a los afiliados, como una estrategia comunicacional intencional para ocultar las perdidas de los fondos de pensiones y que las consecuencias de las malas decisiones de estas administradoras terminan siendo pagadas por los chilenos. Este modelo ha sido clave para la concentración de riquezas que se ha producido en Chile y en definitiva los fondos de pensiones terminan siendo utilizados por grupos económicos para mantener el sistema de la clase política, generando mayor enriquecimiento de un sector especifico.

Y es así como vemos que la clase política de la derecha actual se encuentra tambaleando y sufriendo ante la posibilidad de perder sus privilegios. Vemos como ministros y diputados parecieran ser modelos de comercial para difundir las maravillas del modelo actual y que los comunistas poto colorados somos los que queremos todo gratis. Entregando discursos repetidos, desgastados, sin sentido, en donde la población ya no cae en estas artimañas políticas y en donde a puertas cerradas, empresarios y políticos tiemblan ante la posibilidad de perder el control de este modelo nefasto.

Ahora Piñera decide entregar un bono de $500.000 a la población clase media, clase media inventada por este Gobierno que se encuentra totalmente desconectado de la realidad. Pero este aporte tiene una larga lista de letra chica, lo que en definitiva impedirá que un gran porcentaje de la población pueda acceder a este. Bono que es lanzado en medio de este acalorado debate, como forma de persuadir al cambio en la idea del retiro del 10%.

Pero las calles y redes sociales han dicho otra cosa. El pueblo no está callado, el pueblo tiene hambre y está impaciente. Espera que le devuelvan su dinero, ya saben que ese dinero no les pertenece a estos grupos de empresarios, sino que ha sido el fruto del sudor de muchos años de labor. Dependiendo de la decisión de la cámara de diputados del día de hoy, sabremos si se avecina un nuevo estallido social, cargado con más rabia y desesperación o si podremos vislumbrar la caída de un modelo que por décadas nos ha intentado robar hasta la dignidad.

By Macarena Barramuño González

Macarena Barramuño González es integrante de Mujeres Unidas en la igualdad y de Latinxs Feminists in Melbourne, Australia.

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