Son más de 1.700 las familias que viven en el macrocampamento ubicado en Antofagasta, quienes se enfrentan a la crisis sanitaria con pocos recursos, pero con el apoyo y la solidaridad de sus vecinos.
El 75% de las personas que residen en este asentamiento son extranjeras y se organizan mediante comités, de los que en total hay 14. Actualmente no tienen acceso a los servicios básicos. “Toca acogerse de forma irregular a los servicios de agua y luz”, afirmó Elizabeth Andrade, dirigenta del macrocampamento Los Arenales de Antofagasta. Además, asegura que han intentado negociar con el gobierno y el SERVIU, presentando un proyecto piloto que les permita tener estos servicios de forma provisoria, pero no han tenido éxito.
Salud e higiene
Bajo este contexto, crearon un comité de resguardo y seguridad. Con ayuda de los vecinos sanitizaron el campamento y han realizado ollas comunes. Todo esto gestionado por las personas que viven dentro de Los Arenales. La semana pasada lanzaron una campaña llamada “Unidos para vencer el COVID-19 y el hambre”, a partir de la que están recibiendo aportes para el armado de cajas alimentarias para las familias que más lo necesiten.
Hace poco recibieron un kit de aseo por parte de la Seremi de Vivienda, pero hasta ahora no han recibido ayuda de la Municipalidad. “Es una obligación de ellos hacerse cargo de los casos que tenemos confirmados. Nosotros solicitamos la presencia de ellos para que nos orienten a manejar los enfermos de Covid, pero no lo hemos logrado”, indicó Andrade.
Contagios
Actualmente hay 7 vecinos confirmados con Coronavirus, pero se dice que pueden ser hasta 20 los casos dentro de la comunidad. Ellos tienen una red protegida dentro de su cuadra, que cuenta con delegados que proporcionan elementos desinfectantes o alimentos si los necesitan.
Según cuenta Andrade, lo que más los ha impulsado a salir adelante es acompañarse mutuamente y entregarse apoyo en esta situación difícil: “Lo hermoso que ha hecho esta pandemia es que ha despertado el corazón del pueblo y ha despertado la solidaridad en nuestras vidas. Los procesos colectivos han sido muy grandes, las ollas comunes han aparecido, los vecinos han comenzado a quererse mucho más”, concluye la dirigenta.
Redacción 
Paula Corina Hernández