En el mes de la mujer, Prodemu lanzó el libro “Género y sustentabilidad: las mujeres en el ámbito de la pesca”, que desde hoy podrá ser descargado con código QR.
Este texto contiene inéditos datos y testimonios de seis mujeres pescadoras y recolectoras de cinco regiones de Chile: Antofagasta, Los Lagos, Araucanía, Valparaíso y Tarapacá. No obstante las brechas de género que enfrentan las mujeres en el ámbito de la pesca están presentes en todas las caletas del país, éstas suelen acentuarse en el norte de nuestro país.
El lanzamiento se realizó en conjunto con las pescadoras de la zona, quienes dieron cuenta de la lucha que encabezan para abrirse espacio en un rubro donde las mujeres suelen ser invisibilizadas. En algunas caletas el machismo aún impera con fuerza. Las pescadoras y recolectoras cuentan que se les prohíbe pescar, pues los hombres creen que traen mala suerte o que hacen naufragar las embarcaciones.
Asimismo, las actividades conexas que ellas ejercen y que son indispensables para que subsista la pesca artesanal que nutre a comunidades completas, como la manufactura, el procesamiento, la comercialización o la entrega de servicios en las embarcaciones, suelen ser vistas como labores de segundo orden, y no como verdaderos trabajos que tienen que ser remunerados.
“Todo esto ha empezado a cambiar gracias a la ley de 2021 (21.370) que modifica cuerpos legales con el fin de promover la equidad de género en el sector pesquero y acuícola, o más recientemente con la discusión que lleva adelante la Comisión de Mujeres y Equidad de Género de la Cámara de Diputados, que acaba de aprobar, en general, el proyecto de ley que incorpora el enfoque de género en la Ley de Caletas, pero sobre todo gracias a la organización de las propias mujeres que, con mucha porfía y tesón, han logrado abrir un camino para ellas y sus compañeras”, comentó Marcela Sandoval, directora nacional de Prodemu.
Cabe señalar que todas las mujeres entrevistadas para dar vida a este libro han pasado por los programas de Prodemu. Allí han recibido herramientas, formaciones y capacitaciones que han sido vitales para su empoderamiento. Más fortalecidas que antes, hoy han podido entrar en la oferta programática del Estado, defender sus derechos y fortalecer su autonomía económica.
Se trata de mujeres como Irma Román o Milenka Quezada, ambas presentes en el lanzamiento en caleta Chanavayita (región de Tarapacá), quienes son ejemplos de que, si bien todavía quedan diversas brechas y exclusiones sociales, culturales y económicas que superar, las capacidades que las mujeres tienen para generar cambios, deberían alentar al Estado y a diversas organizaciones sociales a seguir profundizando la transversalización de género en este campo.
Mientras Irma Román, pescadora artesanal y recolectora de orilla de la caleta Chanavayita de Iquique, hoy es presidenta del Sindicato Nº 7 y delegada regional en la Corporación Nacional de Mujeres de la Pesca Artesanal; Milenka Quezada, recolectora de orilla del pueblo chango, da su propia pelea para romper con los estereotipos de género, como miembro del sindicato la Caleta Cáñamo en Taltal, Antofagasta.
«Ya llevo como ocho años trabajando en esto. Pero es difícil. A veces estoy sola en una reunión con 20 o 30 hombres y si no te pones firme, uno pasa inadvertida. Ahora último, van más mujeres y ya no soy la única. Con el empoderamiento de las mujeres, ya se ven más compañeras», afirma Milenka Quezada.
Escuchar a estas mujeres para Prodemu es un aliciente. ”Hay que continuar trabajando por erradicar las brechas, porque a pesar de que hoy los sindicatos de trabajadores y trabajadoras de la pesca cumplen con la cuota de incorporación, la toma de decisiones sigue quedando más en los hombres. Hay brechas de género que las pescadoras y recolectoras señalan que tienen que ver, por ejemplo, con acceder a fondos de fomento o a capacitaciones. Incluso se invisibiliza la labor de cuidar la familia, función que realizan en paralelo”, dice Marcela Sandoval.
«Para mí es fundamental que tomen en cuenta a las mujeres, independiente de que no salgan al mar incluso, porque también trabajan. Por ejemplo, cuecen mariscos para poder venderlos en la ciudad y bajan dos veces a la semana a hacerlo. Eso es trabajo. En el sur, en Lebu, son ellas las que trabajan encarnando. En la isla Tenglo, en Puerto Montt, las mujeres son las que sacan los mariscos de la orilla, mientras los hombres se dedican a pescar. En el sur hay más mujeres en la pesca, además de buzas en Chonchi», destacó Irma Román.
«Acá en el norte impera el machismo, todavía tienen esa mentalidad tonta de que las mujeres dan mala suerte a la embarcación. Como sea, ya hicimos una mesa de trabajo entre las mujeres de la pesca artesanal y la Subsecretaría de Pesca. Entonces los hombres se están dando cuenta de que nos estamos empoderando”, agrega sobre una fuerza laboral pesquera femenina que en el mundo representa el 47% y que en Chile va en aumento.
Paula Corina Hernández