Sabelliando con Sabella: Su abuela y sus tías

Por Redacción Feb 24, 2019

Por María Caniguante Vergara
Curadora del patrimonio de Andrés Sabella

Desde la responsabilidad de mi cargo de CURADORA DEL PATRIMONIO DE ANDRÉS SABELLA, hoy continuamos con este proyecto cultural, que lleva por nombre “SABELLIANDO CON SABELLA”. Damos satisfacción así a uno de los principales objetivos que perseguimos, que es difundir la obra del Poeta Mayor del Norte Grande, Andrés Sabella.

Y que mejor oportunidad que hacerlo a través de REGIONALISTA.CL, medio digital que nos ofrece este gran desafío, y que aceptamos como una manera de, a través de la obra de Sabella, incrementar la antofagastinidad, la nortinidad y, además, nuestro patrimonio.

Debemos destacar, asímismo, que contamos con el respaldo y patrocinio de la CORPORACIÓN CULTURAL LINTERNA DE PAPEL DE ANDRÉS SABELLA.

Sin más, he aquí otra entrega, en la esperanza que sea ante tus ojos, el mágico sol en nuestro desierto y nuestro mar, en resumen, un poco de luz maravillada.

Su abuela y sus tías

A ANDRÉS SABELLA lo criaron su abuela Delfina y sus tías adolescentes, Delia y Martina. Ellas dejaron su hogar de Copiapó para ocuparse de la crianza del pequeño.

“Las tías.
“Al libertar sus moños/ las noches se escapaban de su pelo.
¡Adorables doncellas de setenta mil años!
Delia encerraba el Mar celosamente
para que el Mar escribiera mis tareas de caligrafía.
Martina me vestía de Simbad.
¡Fui el navegante de una gota de agua!”

Pero no era suficiente. Andrés sufría esa falta de madre. Soñaba con sus caricias. Fue un duro golpe para su alma de niño:

“En el patio sombrío de la abuela, llora un niño,/
con la vida quebrada entre sus manos”

“Tía Delia, era pequeña y cegatona. Al amparo de las primeras sombras, me acercaba a su bondad y comenzaba a narrarme historias, para distraer mis penas de niño sin madre. Siempre he pensado que salí escritor por su influencia de fantasías”

Tía Martina vivió casi hasta los 100 años. Era una dulce y enérgica anciana, “con su moño tejido con sueños y poemas”. Siempre llamó al poeta “Niño Andrés”, aunque era adulto, profesor del Liceo de Niñas de Antofagasta y Académico de la Universidad del Norte.

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