Ricardo Díaz: “El Frente Amplio tiene vocación de mayoría y la gran oportunidad de ser parte de los gobiernos locales en la región”

Por Redacción Dic 16, 2018

Ricardo Díaz, Consejero Regional, profesor de filosofía, militante de Revolución Democrática, ex vocero de #EstePolvoTeMata y un líder político reconocido en la región, conversó con Regionalista.cl para entregar detalles respecto de su vida, su pasión por la política y los desafíos que tiene por delante en lo personal, pero también en el servicio público.

En tal sentido, nos recibe en su casa –ubicada a cuadras del Puerto de Antofagasta- acompañado de Chloe, su mascota y su asesor, Jerson Valencia, el cual parece ser la sombra del Consejero Regional, cuidando cada uno de los pasos que da, mientras revisa y escribe constantemente en su celular.

Esta entrevista en profundidad se enmarca en un proceso de cambio entre ser activista a transformarse en un representante político con altas proyecciones a nivel regional. Aquí evalúa su gestión en estos primeros meses, el rol del Frente Amplio, la posibilidad de acuerdos en la oposición, la gestión del Intendente, entre otros temas.

¿Dónde naciste? Cuéntanos sobre tus orígenes…

Yo soy chuquicamatino, nací en 1970 en el campamento de Chuquicamata, soy hijo de la “clase B”. Allá en Chuquicamata nos dividían por clases: Estaba la clase A de los supervisores, la clase B de los empleados y la clase C de los obreros. Esto hacía que viviéramos en lugares distintos, existiendo una segregación tremenda que, cuando uno crece en ella, en realidad uno piensa que es normal. En ese sentido, crecí creyendo que muchas cosas eran normales, que el control de identidad era normal, que cuando emprendíamos algún viaje era obligación rendir cuenta de nuestro destino, que no existía el libre tránsito o que circularan buses y camiones con militares constantemente apuntándote con sus armas.

Se normalizaban situaciones de segregación y de represión…

También recuerdo como normal la excesiva contaminación, las noches de Chuqui con muchos colores, con muchos gases que inundaban el campamento. Soy hijo del norte, de la pampa, pero no siempre me quedé acá. Cuando fallece mi padre, tenía sólo 14 años y tuve que radicarme en Santiago. Allí, curso la enseñanza media e ingresé a la Universidad, volviendo al norte después de haber terminado mis estudios debido a una oportunidad laboral: Necesitaban un profesor de filosofía en el colegio San Luis. En dicho establecimiento, finalmente, trabajé durante quince años, formando a diversos “sanluisinos”. Pero como la filosofía es algo que pocos practican –y demandan- terminé derivando en otras áreas. Así, terminé haciendo clases en distintas universidades de la región, en todos los niveles, diurno, vespertino, en el sector privado, municipal, donde actualmente me desempeño como Director de Escuela y bien contento de mi labor.

Hay una vocación por la educación…

Sí y eso tiene que ver con la formación que tengo que es la “ignaciana”. Ahí aprendí dos frases: “En todo amar y servir”, que es que en todas las cosas debemos hacerlas a concho, profundamente, con mucho compromiso, pero siempre pensando en lo que podemos ofrecer al otro o lo que debemos entregar a los demás. Y el “magis” ignaciano, que es esta invitación a ser cada día mejor, que tiene que ver con el desafío de estar tratando de mejorar siempre las acciones. Por ello es que siempre, en todo lo que he hecho, he buscado innovar, hacer cosas distintas, no conformarme con lo que debiera hacer o con el común de lo que la gente cree, si no que siempre estar planteando cosas nuevas. En ese sentido, mis alumnos de la universidad recuerdan que yo llegaba disfrazado -para hacer las clases más entretenidas-, generando debate y trabajo colaborativo entre los estudiantes. Así, cuando trabajé en la Santo Tomás, lo primero que hago es definir que las prácticas se realicen en la educación pública, realizándose en los establecimientos municipales. Por otro lado, convoqué a un concurso de relatos docentes a nivel regional, donde destacábamos a los profesores. Finalmente, instauré en dicha universidad el primer programa de posgrado.

¿Con nuevos métodos también y usando más la creatividad?

Sí y esto también lo aprendí en la universidad, la cual me incentivó en lo que se conoce como “las metodologías activas de enseñanza”, que es poner todo el centro en el aprendizaje, no tanto en la enseñanza. Por consiguiente, siempre les pedí a mis alumnos una evaluación de lo que yo hacía, cómo ellos consideraban mis clases y mi gestión, haciendo de esta práctica de rendir cuentas una experiencia que siempre he replicado en las distintas tareas que he realizado. Así, ahora que soy representante electo, nos ocupamos de informar a través de boletines, transparentando las actas del CORE y dando cuenta de las gestiones que hacemos como representantes electos del Gobierno Regional.

¿Eres creyente Ricardo?

Yo soy creyente, soy católico y un católico bien comprometido. Pero esta adhesión al catolicismo, tiene que ver con esta formación ignaciana que comentaba, porque se relaciona con una visión de mundo y de servicio a los demás. Es por ello que digo que mi matiz católico es un matiz ignaciano, porque somos contemplativos en la acción, nos gusta trabajar, hacer cosas y que mi trabajo sea la oración.

¿Cómo evalúas el actual momento que vive la Iglesia Católica?

Yo prefiero que la iglesia sea una minoría, porque cuando se actúa desde la mayoría –por regla general- se tiene esa concepción de superioridad, la cual permite y justifica cometer abusos. Preferiría una iglesia católica más parecida a la que yo crecí, siendo ésta una iglesia de carácter obrera. Cuando viví en Santiago, trabajé en una población muy pobre y humilde: La Villa O’Higgins y ahí trabajé con Lorenzo Maire que fue uno de estos sacerdotes franceses, como André Jarlan que horrorosamente terminó asesinado durante una protesta. Con ellos aprendí esta concepción de la iglesia obrera. Los curas tenían que trabajar para poder vivir, no eran mantenidos por la comunidad, siendo esta iglesia, precisamente, la que siempre tuve en mente. Por eso puedo decir que durante mi juventud me movía en dos mundos totalmente distintos y contrapuestos: durante la semana, en la Pontificia Universidad Católica, compartía con gente de una clase muy acomodada; y, en cambio, los fines de semana trabajaba en esta parroquia, con los pobladores, con los que preparábamos ollas comunes; donde teníamos que instalar medias aguas, porque no había cómo protegerse del frío o donde teníamos que organizar bingos para poder conseguirles ropa y alimentación.

Una iglesia cercana a los pobres…

La iglesia, a la cual yo adscribo, es esta Iglesia, la de los necesitados y esa es la visión que debe redescubrir la Iglesia, en favor de los más pobres, no esta otra iglesia que es la iglesia de los privilegiados, que es la iglesia de los que persiguen el poder, que es la iglesia de los abusos y del encubrimiento. Esta última no es mi iglesia.

¿Cómo analizas a ciertos sectores de la iglesia evangélica, que adscriben a candidatos como José Antonio Kast, como Bolsonaro en Brasil y que utilizan mensajes intolerantes, homofóbicos o racistas? ¿Por qué pasa esto hoy en día?

La iglesia en estos temas que dicen que son valóricos –digo que “dicen”, porque todos los temas son valóricos al estar involucradas las creencias o principios de cada uno- antes había tenido un discurso de amor y apertura. Así, por ejemplo, Cristo se rodeaba con los pecadores, Cristo convivía con ellos, los acercaba y los ayudaba. Por otro lado, era capaz de relevar la dignidad de las personas al hacernos reconocer que todos teníamos los mismos derechos. Es por ello que siempre he tenido claro eso. Tanto es así, que estoy convencido de que mis creencias no tienen por qué imponerse a las demás personas, porque estas creencias –que son mías- no tienen por qué convertirse en deberes de conducta para otros, ya que son sólo mi manera de ver el mundo e interpretarlo. Por otro lado –y acá me alejo a las visiones intolerantes y discriminatorias- esta visión o interpretación del mundo –que, además, no es compartida por la iglesia- considero que siempre debe estar basada en el amor y el amor implica tolerancia, implica respeto, implica aceptación del otro como alguien distinto y válido. Es por todo ello que a mí me parece mal esa fe que pretende imponerse a la fuerza, porque eso es menoscabar y ensuciar el evangelio, porque el sentido del evangelio es la gratuidad, el sentido del evangelio es la apertura, es el don hacia el otro, el ponerse al servicio del otro.

Tu acercamiento a la política surge con el tema ambiental, el cual te catapultó al conocimiento público. ¿Qué nos podrías decir de aquello?

Mi acercamiento a la política viene de mucho antes, desde que trabajé en Wallmapu con comunidades mapuche, desde que participé en sindicatos y, posteriormente, desde que ingresé a Revolución Democrática. Sin embargo es cierto, yo me hago más conocido a partir del movimiento ambiental “Este Polvo Te Mata”, que era una situación circunstancial que estaba siendo negada y ocultada hasta ese momento, pero que, gracias a dicha acción –entre otras realizadas por distintas agrupaciones- hoy en día todos estamos conscientes de la contaminación que existe en nuestra región. Sin embargo, y a pesar de esta especie de despertar, esta consciencia no siempre estuvo instalada: Uno no podía hablar mal de la minería o de la gran empresa contaminante sin tener miedo a sufrir presiones económicas o contractuales, a ser despedido de su trabajo o a quedar en el ostracismo laboral, al ser excluido de procesos de contratación. Pero bueno, yo surjo del movimiento social, políticamente nazco desde ahí y yo creo que es bueno haber salido desde ahí.

¿Ustedes sufrieron esas consecuencias?

La verdad, es que nosotros vivimos eso en #EstePolvoTeMata, vivimos esa persecución al intentar callarnos como fuera posible, ya sea terminando contratos con los miembros de la agrupación o despidiéndonos de empleos. Sin embargo, logramos mantenernos –a pesar de todas esas presiones-, haciendo ver que era necesario mejorar el medio ambiente, porque lo que estaba en juego era la salud de nuestras familias. Así, pusimos dos cuestiones en conflicto: O hacemos negocios o cuidamos a nuestra gente, y nosotros –bajo esa lógica- estamos por ocuparnos respecto de la población, afirmando, además, que es posible hacer una minería responsable.

Hay sectores que han cuestionado eso, diciendo que se utilizó el movimiento para catapultarse políticamente.

Respecto de este punto, hay que decir las cosas como son. Esas críticas provienen de personas que quisieron aprovecharse del movimiento y no lo lograron hacer; o de personas que –acostumbrados a pulular en cargos públicos- vieron en mí una amenaza política. Por ejemplo, cuando tú tenías dentro del movimiento a algunos políticos que iban a las marchas sólo para poder sacarse la foto o instalar a sus operadores, se podía evidenciar cierta animosidad de aprovechamiento. Muchos de los críticos aparecían en un punto de prensa, para luego desaparecer completamente de la organización: Es cosa de ver los videos y evidenciar que algunos sólo aparecían para las marchas, desapareciendo –completamente- del trabajo silencioso y anónimo, como cuando subimos al cerro a poner la bandera de #EstePolvoTeMata, cuando cerramos las calles del puerto o cuando había que parar los camiones fuera del puerto. Es por ello que afirmo que aparecer para la foto y sacar créditos de eso, era muy fácil y necesario para ellos, pero al darse cuenta que -desde una perspectiva honesta y comprometida- no nos dejamos utilizar, les molestó profundamente y por eso levantaron esa idea.

¿En qué está actualmente el movimiento “Este Polvo Te Mata”?

El movimiento entró en un receso desde las municipales del 2016 debido a las candidaturas que presentamos Jaime Araya y yo. En ese sentido, cuando asumo como candidato a alcalde, tomé la decisión de dejar la vocería del movimiento por un tema de transparencia e imparcialidad que debía tener el movimiento, porque entendía que no podía ser vocero de éste y, de forma paralela, ser candidato. Por tal motivo, transparenté mi visión y comuniqué mi decisión al resto de los miembros de #EstePolvoTeMata.

Pareciera que se cuestiona más cuando un líder político surge del movimiento social y no cuando tenemos representantes que, prácticamente, son operadores de las grandes empresas.

Efectivamente, solo es cosa de ver como el puerto presentó a un candidato a concejal y nadie lo cuestionó. Nosotros, por otra parte, cuando postulamos a las elecciones municipales, fue porque nos dimos cuenta que muchos de los representantes políticos terminaron defendiendo a las grandes empresas en vez de los intereses de la ciudadanía organizada. Es por ello que tomamos la decisión de competir, porque nos hicieron ver que para incidir en las decisiones que se toman y cambiar las cosas, debíamos ocupar puestos de representación política en el Estado. Ahora bien, los motivos que tuvimos para ser candidato y, hoy ser Consejero Regional, se pueden observar y revisar claramente: Yo doy cuenta todos los meses de esos motivos, mostrando lo que hemos hecho con este CORE, la revisión de todos los proyectos ambientales, las respuestas a las solicitudes que nos realizan, las declaraciones que –como Pleno del Consejo Regional- hemos realizado en defensa del agua, para que ésta vuelva a ocuparse para los cultivos y que la Gran Minería comience a invertir para utilizar agua desalada en vez de agua de nuestros salares. Entonces, desde el CORE, la gente ha podido ver que sigo con la misma postura que cuando era activista ambiental y creo que eso es lo que hay que hacer. Por eso, cuando me cuestionan por haber surgido desde un movimiento social, respondo que para mí es un orgullo provenir de los movimientos sociales y no ser un representante que surge desde las cocinas de los empresarios para cuidar sus intereses.

La concejala Doris Navarro en declaraciones a un medio dijo que en las elecciones municipales del 2016 no deberían haber sido candidatos a alcalde Andrea Merino y tú ¿Qué te parece esa reflexión?

Esa es su opinión, la que honestamente no da para comentar.

¿A lo mejor Jaime Araya no debería haber sido candidato?

Todos los ciudadanos tenemos derecho a ser candidatos, no seré yo quien vete nombres. Jaime, al igual que todos los que se presentaron, tenían todo el derecho a hacerlo.

¿Tú crees que ha faltado más autocrítica de aquellos que, como Jaime Araya, tenían boletas de SQM?

En general la izquierda necesita dar muestras de probidad, porque o si no vamos a seguir teniendo los casos de Bolsonaro repartidos por todo Latinoamérica. Debemos ser honestos y reconocer que Bolsonaro surge porque hubo una gran situación de corrupción y la gente en su mirada decía que no querían que les siguieran robando. Y si la izquierda no da muestras claras de una mayor probidad y una mayor exigencia en sus formas de actuar, podríamos tener ese mismo tipo de casos por acá. Quizás José Antonio Kast es muestra de ello. Yo creo que la izquierda tiene que recuperar el antiguo sentido que tenía. La izquierda es principalmente revolucionaria. ¿Qué significa esto? Que busca cambiar las condiciones para dar mayor justicia, para dar mayor seguridad, para asegurarle a la gente mayor calidad de vida. Pero en un momento se perdió el norte y se quedó en una izquierda solamente reformista. Eso de hacer las cosas en la medida de lo posible fue desencantando a la gente. Yo creo que estamos en tiempo de volver a recuperar ese misticismo, esa mirada que apunte a mejorar la calidad de vida de las personas. Tenemos tantos elementos en común. Tenemos el paraguas del respeto a los Derechos Humanos, de una mirada de justicia social, buscamos una sociedad de derechos, donde la gente sienta que puede ser parte de este país y que no está excluida. Esos son los temas que se deben ir levantando y que nos unen a todos.

¿Crees que están las condiciones para que la centro izquierda pueda lograr, al menos en la región de Antofagasta, ciertos entendimientos de cara a las próximas elecciones?

Mira, soy uno de los fundadores de Revolución Democrática en Antofagasta. Cuando fundamos RD lo hicimos porque queríamos un cambio en los objetivos que se perseguían con la actividad política, porque, además, estábamos cansados de ese discurso donde estaban siempre los mismos candidatos, los mismos personeros y no veíamos mayor sentido de mejora para el país. Advertíamos que se habían repartido el poder y su intención era mantenerse a toda costa, incluso a costa de no cumplir con el país que los eligió. Por eso levantamos una alternativa distinta que reestructurara los objetivos de los partidos políticos de izquierda y que tuviera una mirada distinta de hacer la política. Ahora bien, y a pesar de las críticas, he descubierto dentro del Consejo Regional que sí, que hay espacios de entendimiento, hay espacios donde podemos confluir, hay miradas de región y de país donde sí podemos trabajar en conjunto. Siempre manteniendo el trabajo dentro de un marco de probidad, de poder asegurarle a la ciudadanía que lo que estamos haciendo es en función del bien común y no en función de intereses particulares. Creo que hay gente en la Nueva Mayoría, en la ex Concertación y en todo el espectro de la centroizquierda, que sí reconocen estos hechos, hacen la autocrítica y son capaces de entender que tenemos que construir un nuevo país de cara a la ciudadanía y que no responda a los intereses del neoliberalismo.

¿Y qué gestos o qué acciones crees que se requieren para que se pueda dar ese paso de avanzar en unidad?

Debemos tener una visión concordante, esto no se soluciona en tema de pactos políticos. No es levantar una candidatura porque popularmente es la que genera más adherentes. Sino que es necesario confluir en un proyecto que, como izquierda, le presentemos al país. La izquierda debe recuperar el sentido común y darle a la ciudadanía una propuesta que dé respuesta a las urgencias del día a día.

¿Se debiese generar un programa común y bajo esa plataforma generar un entendimiento?

Eso hay que hacer, replicar lo que hicimos con el movimiento social. En el movimiento social había distintas voces, de distintos sectores. La temática era común y transversal: la contaminación está enfermando a la población. Estar a favor del desarrollo y descentralización política de las regiones es algo que también es transversal. Generar una sociedad de derechos que respete a las personas y la búsqueda de mayor justicia también es algo transversal. Esos son los ejes donde nosotros debemos sentarnos a conversar y establecer los puntos en común. Y desde ahí trabajar en conjunto.

¿Y cuáles son los puntos mínimos?

Debemos ser cautos y determinar los intransables: Criterios de probidad y un proyecto de país que combata las injusticias del sistema neoliberal. La ciudadanía necesita saber que elegirá a representantes que sean honestos, que trabajarán para el pueblo y no para ciertos grupos de privilegiados. Que los representantes estén al servicio, no que actúen como mandantes, olvidándose que los mandatarios debemos obedecer a nuestros representados. Y, por último, que aumentemos los grados de transparencia, que todos demos cuenta de lo que hacemos en el ejercicio de nuestras funciones. Y lo anterior, se puede realizar –incluso- sin mayores recursos o cambios normativos. Por ejemplo nosotros, desde el trabajo que hacemos como Consejero Regional, realizamos un trabajo constante de información y de publicidad de lo que hacemos, sin mayores recursos y eso lo valora la población. Incluso, varios me dicen que es primera vez que saben qué es el Consejo Regional y primera vez que conocen los proyectos que se están aprobando. Estos son los criterios que tienen que estar, para garantizar a las personas que pueden confiar en nosotros.

¿Cómo evalúas el rol del Frente Amplio en la región?

Mira, cuando surge el Frente Amplio se planteó como la necesidad de superar el binarismo que representaban la derecha y la ex nueva mayoría. Ese relato sigue presente aunque a veces se vea entrampado por los desaciertos de algunos de nuestros parlamentarios. Ahora bien, hay que entender que el Frente Amplio va mucho más allá de los congresistas y nuestro deber es relevar la importancia del trabajo de las bases, que a la larga es la que posibilita y da sentido a la existencia del conglomerado. En el CORE me toca ver a veces discusiones anodinas que solo buscan el empate, respecto de lo que hizo el gobierno anterior y lo que hace el actual. Esa forma de hacer política no le sirve al ciudadano de nuestra región. Nuestro relato debe ponerse al servicio de la gente, darle esperanza y construir una mirada de futuro para nuestra región.

Representar los intereses de la ciudadanía…

El Frente Amplio debe interpretar el sentir de los ciudadanos, con un sentido propositivo: Menos arengas y más trabajo, menos reclamos y más propuestas. El Frente Amplio tiene vocación de mayoría y la gran oportunidad de ser parte de los gobiernos locales de nuestra región. Por ello es necesario que todos quienes formamos parte de este proyecto, nos concentremos en trabajar con las bases para instalar la agenda que nos interesa: Responder y dar propuestas de solución a los temas ambientales, a la alta cesantía, mejor acceso a la salud, el derecho a la vivienda digna, la descentralización y fortalecer la democracia.

¿Cómo ha sido estar dentro del Core y la relación con los diferentes actores políticos? ¿Cómo evalúas estos primeros meses?

Hemos cumplido las expectativas que teníamos. Cuando llegamos al Consejo Regional, varios de los antiguos Consejeros, que llevan años en esos puestos, nos decían que no se podían hacer muchas cosas, que sólo se pueden aprobar presupuestos o cumplir con tareas técnicas y administrativas. Sin embargo, llegamos varios consejeros que venimos con energías distintas. Está Katherine San Martín, Guillermo Guerrero, Andrea Merino, Sandra Berna, que en el fondo, teníamos expectativas de ser un aporte distinto y creo que lo hemos hecho. Le hemos cambiado la mirada al Consejo Regional, hemos relevado el hecho de que somos los únicos representantes del pueblo en el Gobierno Regional y lo hemos hecho notar.

¿Ha sido generalizado este cambio en el Consejo Regional?

En varios aspectos, sí. Como Consejo Regional hemos tomado decisiones que tienen que ver con la región, pero sin limitarnos solamente a aprobar o rechazar proyectos, negándonos rotundamente a ser un buzón de los encargos del Ejecutivo, sino que hemos tomado los temas, hemos sido capaces de plantear voces disidentes y empezar a reorientar el rumbo de nuestra región. Por ejemplo, la defensa del presupuesto para nuestra región la hicimos los Consejeros Regionales, ya que debido a los problemas del ejecutivo, en virtud del cual, los seremis no informaron las discrepancias, prácticamente se iba a cancelar la sesión con la DIPRES, porque no existían los antecedentes enviados por el Ejecutivo. Sin embargo, y a pesar de lo anterior, actuamos con un sentido regionalista y representando a la población de la región para superar este impasse.

¿Cómo evalúas el desempeño que ha tenido el Intendente Marco Díaz hasta ahora?

El Intendente, si no fuera una figura tan dependiente de la diputada Paulina Núñez, podría hacerlo mejor. Es complicada la situación que ocurre en la región, en donde tenemos a una parlamentaria, que es parte de otro Poder del Estado, que tiene que ver con la generación de leyes, pero que está –prácticamente- gobernando acá y que está delimitando el accionar del Ejecutivo. No puede ser que cada vez que se le hace una crítica al Intendente, por ejemplo, aparezca ella a defenderlo. Le quita autoridad, le quita piso. Si bien Marco Díaz es un joven que tiene capacidades y la expertiz de poder liderar equipos, ese manejo subterráneo de la diputada, en mi opinión, le ha restado en su gestión.

¿Tienes pensado seguir siendo Consejero Regional o de pronto aspirar a otro cargo de elección popular?

Es posible, desde los distintos espacios de representación, entregar una mejora en la calidad de vida de nuestra región. Uno mira la región y es evidente la potencialidad que ésta tiene: Tenemos astroturismo, comunas con paisajes maravillosos como San Pedro de Atacama, y que si no se planifica adecuadamente su desarrollo, tendremos graves problemas, ya que si bien el turismo es una oportunidad, hay que ordenar esta actividad, para que no colapse la comuna y termine afectando la calidad de vida de los que allí viven. Es más, hoy su sistema de alcantarillado está colapsando por la gran cantidad de visitantes y es necesario tomar decisiones que ordenen este crecimiento. En mi trabajo desde el CORE, he podido conocer la región y sus demandas, hay mucho por hacer y es necesario planificar en conjunto con las comunidades, nosotros no somos los iluminados que vamos a solucionar los problemas que creemos que la gente tiene, sino que con ellos hay que trabajar.

¿Eso significa que hay disposición a asumir otros desafíos?

Respondiendo a la pregunta sobre si tengo pensado aspirar a otro cargo de elección popular, yo soy parte de un equipo de trabajo, hoy estamos de lleno en el Consejo Regional, no tenemos la urgencia de levantar candidaturas, nuestra urgencia es hacer bien el trabajo para el que me eligieron.

¿Con qué personas trabajas o cuentas en tu labor como CORE?

A mi lado tengo profesionales de primer nivel que me apoyan constantemente en mi labor como Consejero Regional. Osvaldo Chávez –quien fuera Presidente Regional de RD- me asesora constantemente en materias medio ambientales; Paola Antileo -miembro de la coordinación del Frente Ecosocial de RD- que me apoya en mi actividad de despliegue territorial; Claudia Maureira –miembro de la Coordinación del Territorio de Antofagasta de RD- que me ayuda en lo referido a la generación de proyectos; Rodrigo Barrera –coordinador del Territorio Antofagasta RD- que me acompaña, también, en materias de despliegue, generando espacios en nuevos lugares. Y, finalmente, Jerson Valencia (abogado y miembro del Frente Ecosocial), que vendría a ser mi mano derecha en todo este tiempo y que, en muchas ocasiones, se ha transformado en mi persona de exclusiva confianza en política. Por otra parte también cuento con el apoyo de varios amigos que forman parte de distintas organizaciones académicas, gremiales y sociales que apoyan cada vez que requiero asesoría en diversos temas. Como también hay un trabajo colaborativo con el equipo de la Concejalía del Frente Amplio.

¿Y cuáles son los desafíos futuros?

Me gustaría generar la discusión sobre la capacidad de los antofagastinos de soñar la región y soñar un país en grande con todas las potencialidades que tenemos. Bajo ese presupuesto, estoy dispuesto a ayudar a generar ese tipo de conversaciones y estoy abierto a grandes proyectos: Una región que potencie la astronomía como recurso para todos, una región que cuide la formación científica local para tomar mejores decisiones, una región productora de energías y de combustible como el hidrógeno solar, una región que asuma el compromiso de dar valor agregado a su producción, una región que tenga una minería responsable con el medio ambiente y con rentabilidad social, que respete el desarrollo de las comunidades y fomente la generación de riqueza para los que aquí viven y que sufren las externalidades de su extractivismo.

Hay mucho por hacer en nuestra región…

Hay mucho que hacer con nuestra región, pero si seguimos con el binarismo de oposición y gobierno, perderemos grandes oportunidades de desarrollo. La política se juega en responder a las demandas de los ciudadanos de la región con propuestas realizables, que van más allá de la defensa del feudo propio. Chile no se divide en blanco y negro, tampoco en buenos y malos, la política debe ser convocante, no excluyente, por lo que siempre es necesario, sin perder nuestra identidad y convicciones, tener la posibilidad de llegar a acuerdos. Ahora bien, esto no tiene que ver con nombres, tiene que ver con cuál es la mirada de región y país que tenemos. Y a mí me gustaría motivar y participar de esas conversaciones, porque creo que podemos pensar y conseguir -entre todos y todas- la calidad de vida que nos merecemos. Para eso hay que estar convencido de que es posible ese proyecto y ese convencimiento se logra trabajando.

¿Algún mensaje final a la gente que te conoce? ¿Qué les dirías?

Sólo mostrar agradecimiento por la confianza que tuvieron, de permitirme estar en el Consejo Regional. Decirles que seguiremos trabajando junto a las comunidades que viven las consecuencias de la crisis ambiental, seguiremos trabajando por el derecho a la ciudad y la vivienda, nosotros nos ponemos al servicio para enfrentar los desafíos. El camino del Frente Amplio es justamente ese: Necesitamos terminar con las viejas formas de ver la política, porque a la larga esta forma ha obstaculizado y retrasado el progreso de nuestra región.

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