
Con 7 votos a favor y 6 en contra, la Comisión de Trabajo de la Cámara de Diputados aprobó el numeral 3 del proyecto que busca reducir la jornada laboral de 45 a 40 horas, votación que estaba pendiente después de la maratónica jornada de ayer lunes.
Este último acápite aprobado establece que no podrá haber una reducción del sueldo de los trabajadores con la reducción de la jornada laboral.
De este modo, la iniciativa terminó el trámite en la instancia parlamentaria y quedó lista para ser votada en la Sala de la Cámara de Diputados, lo que probablemente ocurra dentro del mes de septiembre.
El Gobierno ha insistido en que usará todos los mecanismos a su alcance para impedir la aplicación de esta ley, amenazando con recurrir al tristemente célebre Tribunal Constitucional (TC).
Cabe recordar que esta iniciativa cuenta con un amplio respaldo ciudadano según distintos sondeos, ya que permitiría a los trabajadores y trabajadoras del país disponer de más horas para sus familias y para su descanso.
Los chilenos que tienen la cabeza y el corazón bien puestos y funcionando normalmente agradecen infinitamente a la diputada Camila Vallejo por su noble iniciativa, y a quienes votaron a favor. Si la mayoría de los políticos fuera como ella, Chile sería un país con una desigualdad social muchísimo menor. Sería más humano y frecuentable. Contrariamente a lo que es hoy: el 6° país con mayor desigualdad social y económica en el mundo (número total de países: 195). Por otra parte nótese que los políticos, en quienes se deposita el poder de decisión para que velen por el bien común, no valen nada si no mejoran la condición de los obreros y de los más pobres. Los otros ya están relativamente bien y basta con no deteriorar su situación. La actitud del gobierno y de toda la derecha capitalista chilena era perfectamente previsible: nada bueno se puede esperar de ese tipo de gente y de esa ideología. Un ejemplo entre mil: hace unos días vi que un joven antofagastino pedía limosna en los periódicos para tratarse un cáncer al cerebro. Un gobierno que no asegura en buenas condiciones lo más elemental y necesario que existe en la vida, la salud de los ciudadanos, no sirve para nada.— La palabra «empresario» cubre realidades muy diferentes. Habría que ver de quién se trata, cuál es la magnitud de la empresa. 1° Según las encuestas oficiales, en los países ricos los empresarios ganan entre 200 y 400 veces más que el promedio de los asalariados (que el promedio, y no que el sueldo más bajo). No conozco esta proporción en Chile. Con tales cifras, habría que ver cuánto «sufre» un empresario que tiene que mantener el mismo número de trabajadores con menos horas de labor. 2° Los humanos no son máquinas que hacen exactamente lo mismo ocurra lo que ocurra. Son seres psíquicos con una personalidad individual. Están guiados por valores y quieren encontrarle un sentido noble a lo que hacen. Por eso el empresario y los ejecutivos tienen siempre que hacer prueba de imaginación y de buena voluntad para motivar a los trabajadores de tal manera que la productividad no decaiga. En efecto, según los especialistas, la eficacia de los trabajadores depende directamente de la motivación, y la motivación depende del grado de reconocimiento. Reconocimiento que se manifiesta en la calidad del entorno en que se trabaja y en la calidad de la comunicación. En la manera de dar ánimo. En la calidad de los momentos de descanso y sobre todo en los valores éticos que se cultivan.