María Brevis vive en Mejillones. Es una conocida dirigenta social y ambiental. Siempre se le ve alzando la voz y buscando el porvenir para su comunidad. En el Día de las Regiones también quiso compartir su reflexión con nuestro medio.
«En Mejillones yo tuve un amor, dice la canción. Pero en realidad en Mejillones viven mis amores. Es un pueblo hermoso con gran potencial para algo más que solo destrucción, que pese a sus más de 30 empresas transnacionales, aún no puede salir adelante», reflexiona.
A María Brevis le duele advertir que su ciudad «aún no tiene un hospital, algo básico en cualquier parte del mundo. El que tenemos es poco más que una posta rural, sin desmerecer a las postas, pero nos merecemos algo mejor».
«En Mejillones no te dan trabajo si eres mejillonino. Mejillones, donde faltan salas en las escuelas. Mejillones, donde pagas la energía más cara, aún teniendo 19 centrales termoeléctricas. El agua que bebemos es desalinizada. Sí, de ahí mismo donde las empresas vierten sus desechos y el emisario esta a menos de 100 metros de la orilla y la pagamos a precio de oro», agrega.
«Mejillones, donde las empresas pagan sus patentes industriales en santiago, se llevan la plata y nos dejan la mierda. Esta es nuestra realidad: mariscos, pescados, agua, aire, tierra contaminada. Pagamos tan caro el desarrollo del país que nos están quitando hasta la vida», recalca.
A pesar de su rabia y dolor, María Brevis tiene esperanza en que con organización es posible recuperar los sueños y cambiar la historia de una ciudad: «Es un pueblo hermoso, con gran potencial. Tenemos que recuperarlo entre todos y todas», concluye.
Paula Corina Hernández
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