Comunidad astronómica regional manifiesta preocupación ante aumento de satélites en órbita e incidencia en observatorios

Por Rodrigo Álvarez Araya May 4, 2021

Debido a las pruebas del proyecto Starlink de SpaceX, es que se han podido divisar diversos satélites orbitando el espacio aéreo.

Varios avistamientos de luces en el cielo han sido advertidos por personas en diferentes puntos del país. ¿Cuál es la explicación para esto? Muchos pensarían que se trata de OVNIS, pero lo cierto es que lo que se pudo divisar fue una constelación de satélites en fila, puestos en órbita baja, en razón de un megaproyecto llamado Starlink iniciado en 2015. Sin embargo, esto va más allá de ser un espectáculo de luces en el cielo nocturno, y aunque su real propósito ya está en curso, varios expertos en astronomía advierten las consecuencias que esto puede ocasionar.

Starlink es uno de los proyectos que tiene en mente el magnate de origen sudafricano, Elon Musk, al mando de su empresa aeroespacial SpaceX. La idea principal de lanzar esta gran cantidad de satélites (planea llegar a más de 2.800 sólo en este periodo de pruebas) es hacer realidad el objetivo de instalar una “constelación mundial” que permita entregar un acceso globalizado al internet en diversas zonas geográficas, de acuerdo a las necesidades técnicas que se requieren sobre este recurso y a un bajo costo.

¿Un nuevo tipo de contaminación lumínica?

Y aunque en tiempos de pandemia la idea de masificar y hacer más accesible el internet de banda ancha para más personas en el mundo sea un aporte, debido a la necesidad que se generó por las reuniones a distancia y el teletrabajo, existe preocupación desde quienes se dedican y promueven la ciencia astronómica sobre la contaminación lumínica, la cual afecta directamente a las observaciones y a la sensibilidad con la que trabajan los grandes telescopios.

El director del Centro de Astronomía de la Universidad de Antofagasta (UA), Eduardo Unda-Sanzana, explicó que se trata de un nuevo tipo de contaminación al que se están enfrentando los países, y que genera mayores dificultades que antes para poder hacer una buena observación del cielo.

Con respecto a la altura en la que orbitan las estructuras satelitales, Unda-Sanzana explicó el concepto de órbita baja. “En el caso de las alturas más bajas, el brillo que se observa es mayor, de manera que es más aparente el efecto que estamos queriendo evitar porque se observa más brillante la contaminación en las imágenes astronómicas, mientras que a mayor altura el brillo es menor, pero está presente por más tiempo en horas de la noche. Entonces cualquiera de las dos estrategias tiene sus pros y sus contras”, sostiene.

En relación a las implicancias vistas desde Chile, el astrónomo dice que los observatorios que más han denunciado los efectos negativos de la constelación de Starlink fueron, inicialmente, los de origen estadounidense, que están ubicados en la región de Coquimbo. Sin embargo, también hubo reacciones desde la región de Antofagasta, específicamente desde Paranal, y también desde el observatorio perteneciente a la UA, llamado Ckoirama. “Tratamos de, intencionalmente, observar los satélites para ver cuál va a ser su efecto y entonces intentar evaluar si es que las medidas de mitigación están resultando o no”, expresó el astrónomo.

Nuevas tecnologías

Bajo esta misma línea, el experto plantea que las quejas y preocupaciones por parte de la comunidad astronómica no han sido desoídas, pues, desde la misma empresa SpaceX ya hubo intentos experimentales a través de dos satélites, el DarSat y el VisorSat, de probar nuevas tecnologías que reduzcan el brillo contaminante, aunque no han logrado los resultados esperados. “Lo que hemos demostrado desde acá en Antofagasta, desde las observaciones que hicimos en Ckoirama, es que esos experimentos no han funcionado y que se quedan cortos en relación a lo que se necesita”, agregó el experto.

Por parte del director de la Oficina de Protección de la Calidad del Cielo del Norte de Chile (OPCC), Pedro Sanhueza, este sería un problema mayor. “Lo que es mucho más grave es que se planean más de 80.000 satélites durante esta década, y el efecto de este poblamiento indiscriminado afectará de alguna u otra manera a todos los habitantes de la Tierra. El cielo nocturno prístino puede quedar en la historia, pudiendo afectar a las áreas silvestres, la astrofotografía, las prácticas religiosas y culturales y, por supuesto, la ciencia astronómica. Lo lamentable es que las mejoras en las telecomunicaciones y el acceso universal a internet podría ser enfrentadas con mejores tecnologías en tierra, sin tener que invadir el espacio”, sostuvo.

“Me parece que el efecto negativo de estas constelaciones de satélites será global, a escala planetaria. Sin embargo, al disponer nuestro país de algunos de los mejores cielos para la astronomía óptica y también para la radioastronomía, el efecto negativo sobre Chile puede ser mucho más significativo que para otros países que no cuentan con una infraestructura observacional tan relevante como la nuestra”, concluyó.

Algunas posibles soluciones

Desde la OPCC, Sanhueza afirmó que la organización “es parte del esfuerzo global por regular esta amenaza y colabora activamente con el grupo de expertos mundiales en la materia”. Con respecto a la opinión de Eduardo Unda-Sanzana, el problema pasa por un tema de ingeniería. “Encontrar el recubrimiento correcto que tendría que tener un satélite o el accesorio mecánico que tape la luz del sol. Eso es algo que algún ingeniero muy brillante va a resolver, pero lo que hemos hecho desde acá es contribuir a un documento que se generó internacionalmente y se presentó a las Naciones Unidas (ONU), con recomendaciones respecto a cuál es el brillo que los satélites deben tener como máximo”.

No obstante, este es algo que todos los países en conjunto deben resolver. “Es el mismo problema del calentamiento global. No basta que un país diga que va a controlar sus emisiones porque, si no lo hacen todos, el problema sigue ahí tal cual. Y ahí yo creo que estamos subrayando el hecho de que hay una legislación que está anticuada, que es imperfecta pero que es de naturaleza internacional, ya que si se observan los acuerdos que ONU ha tomado respecto a temas del espacio, son alarmantemente muy pocos”, advirtió.

Nueva Constitución

“En Chile además importa el tema de una nueva constitución y las presiones que hagamos sobre nuestras autoridades para que ellos nos representen correctamente en el plano internacional. O sea, que, por ejemplo, Chile tenga dentro de sus ejes constitucionales fuertes el tema de la protección del ambiente, la valorización de la ciencia, posibilidad de que haya derecho a una buena educación científica; y aprovechamiento de los cielos, entre otros”, concluye el astrofísico.

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