Columna: ¿Reforma o abolición de Carabineros?

Por Clive Echagüe Alfaro Oct21,2020

Como ya es común, hemos escuchado o leído durante los últimos meses a la centroizquierda y a algunos partidos de centro enunciando la necesidad de una reforma de carabineros. Una revisión a la institución encargada de la “seguridad” que, hoy, constituye un gran riesgo no solo para las y los ciudadanos comunes, sino que, para el pleno desarrollo social, la confianza, la paz y cohesión social.

Carabineros de Chile, que hoy en día divide a las y los chilenos, es una institución que se ha hundido en una profunda crisis: escándalos millonarios y corrupción, abusos de poder en todo sentido, vulgares montajes, abusos a mujeres y personas LGTBI+, infiltraciones en comunidades organizadas y los episodios de desatada violencia que todes conocemos. Los últimos acontecimientos que dejaron estupefacta a la opinión pública fueron los del carabinero empujando a un joven al río Mapocho y en el aniversario del 18-O, el asesinato de un joven de 26 años en La Victoria en medio de enfrentamientos.

En declaraciones de las últimas semanas Mario Rozas, el director general de Carabineros, ha dicho que lo que distingue su trabajo de otras personas, es el profundo amor al país. Sin embargo, desde las ciencias sociales y humanidades, la comprensión acerca de lo que hace la policía, o el trabajo que ejerce la policía dista mucho del amor. El poder de la policía, o la labor de la policía, puede ser entendida como ha propuesto la historiadora Micol Seigel, como un “trabajo de la violencia” o un “trabajo violental” (como ha propuesto como traducción). En nuestro caso, estructuralmente, Carabineros encarnaría la soberanía y arbitrariedad del poder estatal, son en efecto los agentes que dan vida a esa estructura.

La imposición del orden no siempre ha sido institucional, comenzó siendo arbitraria y soberana, respondiendo a los intereses de terratenientes y empresarios. En el caso chileno, las “guardias” y las labores de lo que mal llamadamente se comenzaron a llamar “seguridad” dependían del poder económico local para ejercer esas labores. Tal como es conocido en las regiones del Norte, las cárceles y policías clandestinas, eran parte de la vida cotidiana y ocupaban un rol central en administrar castigos a los obreros con el fin de lograr la sujeción de éstos ante la patronal. La institución de Carabineros nace y surge como esta forma legítima del uso de la violencia. De esta manera, las y los carabineros (como toda policía) se transforman en el agente legitimado para ejercer la violencia con el objetivo de dirigir, a través de la fuerza o la persuasión, el comportamiento del/a ciudadana/o común.

La institución de carabineros, a lo largo de su existencia, ya ha tenido una serie de reformas que han incluido, necesariamente, otorgar y darle mayores facultades a la institución. Es decir, la militarización de carabineros puede ser considerada como un proceso en el cual el objetivo supuestamente civil que tenía la institución, lo ha convertido en una fuerza militar específica contra manifestantes y en definitiva contra todo quien pueda ser interpretada/o como una amenaza al orden público.

Algunas propuestas serias de una reforma a carabineros han incluido cambiar la doctrina que guía el trabajo policial. ¿Pero si el trabajo policial es el trabajo violental, cómo podrían reformar la violencia estructural? ¿Será entonces una reformulación del Estado como una estructura violenta? Pero creo que más allá de la serie de enroques o cambios que se pueden hacer al interior de la institución de carabineros, el hecho de querer reformar carabineros nos dice una sola cosa: la policía es necesaria y puede mejorar. Me parece que es un mensaje final demasiado optimista frente a la desproporcionada violencia infringida por esa institución, no solo en Chile, sino que a lo largo del mundo.

Cuando pensamos entonces, que la policía es necesaria, estamos reconociendo que no imaginamos un mundo sin policía. La policía no siempre fue necesaria en la vida humana, más allá de los diversos conflictos que pueden tener las comunidades sin policía, la investidura del poder de la policía cambia radicalmente el comportamiento de una persona que ocupa ese lugar. Los experimentos en psicología social sobre la conformidad a las normas o la obediencia social lo explican de la forma más controlada posible. Entonces incluso desde las ciencias experimentales podemos afirmar que de la investidura física del uniforme y del poder, aflora la parte más cruel y violenta del ser humano, más allá del poder estructurante del uniforme, la condición de policía otorga un lugar de privilegio social y legitimidad para aplicar la violencia, y esto significa una posición de superioridad física, legal y social.

Por esta razón, incluso desde un punto de vista moral, no podemos reformar Carabineros de Chile. Debemos proponer la abolición de Carabineros de Chile, en la estrategia que sea, como la propuesta de Seigel, podemos proponer la desarticulación paulatina de la institución, restarle trabajo a esa institución, desarticular y restar las facultades y soberanía de la que gozan. Sin embargo, un primer punto de partida puede ser reflexionar en ¿qué cosas del mundo evitamos mirar cuando no imaginamos un mundo sin policía? ¿Es necesaria la policía? ¿Qué tan necesaria es la policía para mantener y construir comunidades? ¿O es que acaso se han ocupado de destruir comunidades y su tejido social?

Hay muchas formas que podemos proponer para restarle trabajo a la policía y abolirla. Las reformas solo incorporan mecanismos para fortalecer las instituciones que ya están obsoletas. La policía es una institución obsoleta cuya función es la reproducción y legitimación de la violencia del Estado, que más que asegurar la tranquilidad y el orden, producen terror, incertidumbre e inseguridad en amplios sectores de las clases trabajadoras de nuestra sociedad. Por muy poderosa que se vea la institución de Carabineros de Chile, tal como otras fuerzas armadas, no resulta imposible ni su desarticulación, ni imaginar y luchar por un futuro sin ellos. Como la célebre frase del filósofo Michel Foucault versa, debemos recordar que “todo lo históricamente construido puede destruirse políticamente”.

Ad portas a un nuevo proceso constituyente en nuestro país, proponer la desarticulación y abolición de Carabineros de Chile, debe ser el horizonte, pero no solo en este sentido anti-policial, sino que en un sentido en el cual la violencia social, las condiciones opresivas de nuestra sociedad sean cada vez menores. No valdría de nada proponer la abolición de la policía si no la pensamos y ejecutamos dentro de un proyecto de transformación profundo de nuestra sociedad, en donde no sea necesaria una institución que medie la conflictividad social, ni que gestione el descontento ante la injusticia con muerte y violencia. No valdría de nada proponer la abolición de la policía si finalmente la estructura de la sociedad de clases y las injusticias se mantendrían, ya que la función social de la policía, y en este caso de carabineros, ha sido la histórica función de ser los perros guardianes de la burguesía y el poder. ¿Queremos reformar eso o abolirlo?

Referencias:

Micol Seigel (2018). Violence Work: policing and power. Race and Class, 59(4), 15–33

By Clive Echagüe Alfaro

Clive Echagüe Alfaro es Psicólogo, Magíster en Psicología Social UCN. Actualmente vive en Antofagasta.

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