Columna: La incansable lucha de mi tía Carmen Vivanco por verdad y justicia

Por Eric Bahamondes Torres Oct 29, 2018
Conversación con Carmen Vivanco en Santiago, octubre de 2018

Desde pequeño en casa oí de ella, de su entereza, valentía y rebeldía. Entereza para afrontar una tragedia que a cualquiera hubiese destruido, valentía para continuar buscando, haciéndose oír, reclamando en tiempos donde quienes alzaban la voz eran detenidos, acribillados, hechos desaparecer (al igual como pasó con su esposo, hijo y hermano años antes).

Ella no escapó a ser detenida (varias veces), a ser golpeada, humillada por las fuerzas del estado. Aún así y hasta la última semana en que la vi, en que tomé y acaricié sus manos huesudas, sigue valiente y clara, en continuar la lucha.

Rebelde como pocas, no escapó durante toda una dictadura atroz, la más espeluznante que ha vivido nuestro país, que nos dividirá por años, y de la que aún los “victoriosos” se vanaglorian, se jactan, se burlan, dónde no hay una pizca de misericordia, de piedad, de solidaridad ni amor por el otro y de todos esos conceptos que acuñan y dicen creer aquellos asesinos y sus miles de cómplices pasivos, cuando se inclinan ante cruces, santos y vírgenes.

Esa mujer de la que oí de niño, en susurros, en voz baja en casa, pero que la curiosidad de la niñez fue dando paso a entender qué sucedía y qué sucedió. La contemplo hoy admirado, orgulloso y conmovido por rabia, pena y dolor.

Carmen Vivanco nació el 28 de agosto de 1916, lo repitió varias veces con mucho orgullo mientras conversábamos. Se casó con mi tío Oscar Ramos Garrido, tuvo dos hijos, Genoveva Ramos Vivanco, la mayor y Oscar Ramos Vivanco, hasta ahora desaparecido.

En 1976 Oscar Orlando Ramos Garrido, esposo de Carmen, tenía 58 años al momento de ser detenido. El tío Oscar y su hijo estaban trabajando en la reparación de radios cuando fueron detenidos por las fuerzas de seguridad del régimen. Cinco agentes de la DINA capturaron a padre e hijo y los introdujeron a un vehículo de color rojo. Los dos fueron trasladados a Villa Grimaldi. El hijo de la tía Carmen, el primo Oscar Ramos Vivanco, tenía 24 años al ser detenido junto a su padre. Lo último que se supo de él es que le contó a un preso que los agentes militares le robaron su montgomery y le cambiaron sus zapatos por unos más viejos.

“Después de que fueron detenidos, recurrí a un cuartel para saber dónde estaban, pero a Investigaciones y el Instituto Médico Legal no llegaron. Después fui a la Vicaría de la Solidaridad y me ayudaron a poner el recurso de amparo. Lo más probable es que me los mataron, pero yo no puedo vivir un duelo pues aún no veo sus cuerpos. Si viera sus restos podría hacer un duelo, pero la incertidumbre nuestra es eterna», manifestó Carmen (Fuente: Memoria Viva).

By Eric Bahamondes Torres

Eric Bahamondes es representante legal de Regionalista.cl. Nació en María Elena, vivió en Tocopilla y actualmente reside en Antofagasta.

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