Columna: Desigualdad en Chile

Por María Angélica Ojeda Sep 2, 2020

Hoy una agrupación de camioneros está en paro. Sus demandas buscan presionar al gobierno y al poder legislativo para que se puedan promulgar leyes que, casualmente, son parte de la agenda legislativa de la derecha. Han anunciado que agudizarían sus medidas si no se les escucha y se legisla lo más pronto posible, amenazando con ejecutar acciones para hacer justicia en la Araucanía.

No podemos dejar de evocar el pasado de esta multigremial que nació al amparo de una ultraderecha sediciosa, financiada con dineros de la CIA y presidida por León Vilarín. Además, recibieron dinero entre julio de 1972 y agosto de 1973, en un paro que desabasteció al país, logrando apropiarse monopólicamente del traslado de carga a lo largo del país y finalizar con el transporte de carga del ferrocarril.

En 40 años han deteriorado y contaminado rutas completas, obligaron al Fisco a subvencionar el combustible, con millones de dólares con su actividad comercial vía impuesto específico, en desmedro de la ciudadanía, sin considerar la reparación de calles y carreteras que provocan los enormes camiones.

Han amenazado suspender el transporte de alimentos y bienes básicos si el gobierno no satisface sus demandas. Lo paradójico es que la ministra de transportes informa que el transporte está más lento y que a intervalos se ha cortado el tránsito y los noticieros dicen que se está restringiendo la venta de combustible en el sur. El ministro del interior ha comentado que este paro ha sido pacífico y que está dialogando con sus dirigentes, que no ha logrado acuerdo, pero comparte sus objetivos.

¿Quién no se moviliza así? Si fueron custodiados por carabineros en todo momento, en horas de toque de queda se ubican en distintos puntos clave de Chile, no permitiendo descarga de los productos de los barcos en San Antonio y Valparaíso. Han bloqueado carreteras. ¿Quién les paga a los choferes para realizar asados, comidas, fiestas con parlantes, incluso con bailarinas? Además, sin el uso de mascarillas, trasgrediendo las medidas sanitarias. Y aquí no se aplicó ninguna ley para el que no baila no pasa. Incluso han secuestrado a los camiones cuando han detenido por horas a choferes que no son de su sindicato, para que después dejen su carga y cuando regresan vacíos los obligan a permanecer con ellos.

Que sensación amarga nos deja este paro, demostrando que la ley es desigual. Para unos  todos los resguardos, para nuestros miles de jóvenes y personas que se movilizaron porque se cansaron de tanta desigualdad e injusticia, bombas lacrimógenas, balines en sus ojos, cárcel y represión. Pero nos cansamos, nos unimos y no nos soltaremos y el 25 de octubre el sabor del triunfo rotundo por el «Apruebo» y la «Convención Constitucional» será nuestra victoria.

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