“Entrar ahí era una muerte segura»: Claudio Aguilar recuerda el aluvión de 1991, 30 años después

El 18 de junio de 1991, Antofagasta vivió uno de los eventos más trágicos de su historia reciente. Un devastador aluvión, desencadenado por una inusual lluvia torrencial en el desierto de Atacama, dejó un saldo de 91 víctimas fatales y 19 desaparecidos. Este catastrófico suceso transformó para siempre la ciudad y la vida de sus habitantes, quienes aún recuerdan con dolor aquella fatídica noche.

Claudio Aguilar tenía 21 años cuando se desató la tragedia. Bodeguero, bombero y rescatista durante el aluvión de 1991, recuerda con nitidez los momentos de desesperación y valentía que vivió aquel día. «Fue muy fuerte para la edad que tenía, me tocó sacar un bebé muerto del barro», relata Aguilar, quien vivía en el cuartel de bomberos en ese entonces. «Me tocó ver mucha gente pidiendo ayuda, era una impotencia muy grande, pero entrar ahí era una muerte segura», recordó.

La catástrofe comenzó a gestarse a las 17:00 horas del 17 de junio, cuando ráfagas de viento originaron marejadas que obligaron a cerrar el puerto para embarcaciones menores. A las 18:00 horas, una neblina se convirtió en llovizna y a las 19:00 horas, en una intensa lluvia acompañada de fuertes vientos que continuarían hasta la madrugada.

A la 1:00 de la madrugada, la lluvia se había intensificado aún más, registrando 0,5 mm de agua caída. A las 1:30, la lluvia torrencial alcanzó su punto máximo, durando aproximadamente tres horas y dejando 42 mm de agua caída en Antofagasta y 52 mm en Taltal. La precipitación masiva, junto con el suelo de casi nula absorción, provocó un fenómeno de captación de agua hacia las distintas quebradas, convirtiéndolas en ríos de barro que arrasaron todo a su paso.

La fuerza del aluvión arrastró rocas, arbustos, personas, vehículos y casas, resultando en una gran cantidad de muertos, heridos, desaparecidos y damnificados, con pérdidas materiales estimadas en 70 millones de dólares. La ciudad quedó fragmentada, con sectores desconocedores de la magnitud de la tragedia en otras áreas, enterándose por noticias de radios de Santiago.

Una vez ocurrido el desastre, el país se movilizó para ayudar a los damnificados. Canal 13 organizó el programa especial «Porque somos solidarios», conducido por Don Francisco, donde varios programas de la estación se unieron para recaudar fondos. La campaña culminó con el mítico animador de Sábado Gigante en el Gimnasio Sokol de Antofagasta, acompañado de varios artistas.

A treinta años de distancia, el recuerdo del aluvión de 1991 sigue vivo en la memoria de quienes lo vivieron, como Claudio Aguilar, cuyo testimonio nos recuerda la valentía y el esfuerzo de aquellos que arriesgaron sus vidas para salvar a otros en medio de la catástrofe.

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