¿Valía la pena continuar con un proceso constitucional? Lo cierto es que hoy tenemos un proceso sin alma, sin relato y con cero conexión con la ciudadanía, principalmente porque esta NO ha sido considerada en ninguna etapa. Recordemos que fueron meses tras la victoria del “rechazo”, en que los partidos políticos se adueñaron en un proceso que nació tras una crisis, que los tenía a ellos como uno de los factores del fracaso de un sistema.
Recapitulemos. La energía del “estallido social” era apolítica y contra los partidos políticos institucionales. De izquierda a derecha eran todos culpables. De aquí se armó un proceso como salida alternativa que buscó que estos siempre tuvieran ventaja. La ciudadanía entonces optó por una amplia elección de independientes. Pese a lo anterior, la política hizo lo suyo y logró entorpecer un proceso que, pese a las críticas, generaba más de lo que tenemos hoy. Perdió el “apruebo” en una elección que terminó por desgastar el tejido social de nuestro país.
Aunque lo nieguen, este nuevo proceso partió con la vieja práctica de la “cocina”, en la que la ciudadanía no tuvo “pito” que tocar en ninguna instancia previa. El Congreso eligió a sus representantes para la “Comisión de expertos”. ¿Expertos en qué?, en un trámite cuestionable, y nuevamente sin la ciudadanía. Hoy simplemente tenemos un proceso que no prende, y que nuevamente demuestra que la democracia en nuestro país, está delimitada por lo que un pequeño grupo nos permite elegir.
Sobre lo anterior, seamos sinceros, en estas votaciones estaremos eligiendo entre personajes poco conocidos y a quienes dejó la ola de las anteriores elecciones, quienes con propuestas monotemáticas pareciera que compiten para el Congreso y no para redactar una constitución que nos regirá durante los próximos 10 años o más.
Lo tragicómico es el tono que han tenido los candidatos. Con una franja utilizada vergonzosamente como trampolín de cara a una próxima elección presidencial e, incluso, criticar el proceso que ellos mismos armaron. La derecha con Rodolfo Carter lejos de su comuna paseándose por diferentes ciudades apoyando candidatos o Evelyn Matthei posando en las palomas con sus abanderados. ¿La izquierda? No usa la misma estrategia, porque no tiene otras caras.
En conclusión, estas elecciones están destinadas a ser un fracaso. No por el resultado final, sino porque la ciudadanía no se siente representada por este proceso, quedando la sensación de que aquella desconexión que quedó en evidencia en octubre del 2019, está más latente que nunca.