La procrastinación es una acción o habito que tenemos para retrasar nuestras actividades importantes, por otras que no tienen ninguna relevancia, que apuntan en una dirección diferente y que nos hacen desviarnos de nuestro objetivo o tarea principal.
En la etimología la palabra procrastinación proviene del verbo latín procrastinare, que significa postergar hasta mañana, también deriva del griego antiguo akrasia, que significa hacer algo en contra de nuestro mejor juicio.
Se tiende a pensar que la procrastinación es un asunto de holgazanería, pero muy por el contrario es un tema de gestionar las emociones. Acá entramos en un ámbito de autoconciencia y darnos cuenta de que nos sentimos mal, cuando no hacemos las actividades que teníamos planificadas durante el día o la semana.
Por lo general cuando dejamos de cumplir con nuestras actividades, estamos conscientes que no hacemos lo que nos comprometimos a realizar y esto a su vez traerá resultados negativos para nosotros, pero aun así, continuamos procrastinando.
La procrastinación, no es por la cantidad de actividades que debemos desarrollar, si no la disposición y energía que disponemos para cumplir con estas.
Existe el procrastinador pasivo y activo:
-El procrastinador pasivo, es aquel que tiene una tendencia a dejar para después las actividades, demorando la entrega de tareas, obligaciones y trabajos (ya que se pone a revisar redes sociales, ver tv, jugar juegos electrónicos, entre otros), por lo general son personas que se asocian al bajo rendimiento en la universidad, el colegio y el trabajo.
-El procrastinador activo, este decide posponer conscientemente las actividades poniendo atención en otras cosas que no contribuyen a lograr metas u objetivos y luego acumula tantas actividades que termina trabajando muchas horas, o sea más allá de su jornada y presionado por el tiempo de entrega.
¿Amígdala la culpable de la procrastinación?
En una investigación publicada en la revista Psychological Sciencehay, se hace referencia a que las personas pierden el tiempo por las conexiones cerebrales.
Los investigadores sometieron a estudio a 264 personas con una encuesta y además escanearon sus cerebros para examinar sus respuestas.
El equipo de científicos descubrió que la amígdala, una estructura en forma de almendra en el lóbulo temporal del cerebro que procesa nuestras emociones y controla nuestra motivación, era más grande en aquellos que acostumbran a postergar las tareas.
(www.bbc.com/mundo/noticias-45321582)
¿Cuántas veces te ha ocurrido esto en tu día?
Quizás demasiadas veces has atendido tareas o actividades que no representan un nivel de importancia elevado, pero te desgastas, pierdes tiempo y energía en esto, generando ansiedad, desgaste físico, mental, sensación de inseguridad e incluso una sensación de bajo rendimiento, no administrando bien tus recursos para cumplir con lo que realmente te llevará a obtener una gratificación personal.
¿Cómo controlamos entonces la procrastinación?
Planifica tus actividades, si no tienes una fecha de cumplimiento, tú proporciona una fecha, y avanza todos los días, hasta llegar a la fecha que fijaste para la entrega o término de la actividad.
Comienza el día con la actividad más desafiante o que tiene mas dificultad, ya que esta es la que evitamos porque sabemos que es compleja. Una vez terminada esta, las otras actividades serán más simples de terminar.
Divide o subdivide las tareas o actividades en pequeños segmentos, así tú encontrarás que es más asequible llegar a tu objetivo o meta.
Debes premiarte o felicitarte si terminaste tus actividades o tareas. Puedes regalarte un café, salir antes de tu trabajo, u otro tipo de incentivo que te genere una sensación de satisfacción, por haber terminado lo planificado.
Celso Pardo Ledezma
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Redacción 
Valeria Ríos Guerrero